Confieso que he sentido mucha vergüenza ajena mientras leía tu hilo, Kelso. Es en cierto modo la constancia de que continúa habiendo hombres que ven a las mujeres como objetos de su propiedad y que, por tanto, su vida privada ha de estar supeditada al beneplácito o la condescendencia del amo propietario. No entiendo cómo en pleno siglo XXI todavía puede un hombre enojarse porque su novia salga a cenar con un amigo, independientemente de que este haya sido su ex, su amante o su confesor espiritual. Y menos aún entiendo que la novia tenga que avisarle previamente de que va a ir a cenar con él, como si tuviese que darle cuenta de todos y cada uno de sus pasos. De verdad, no puedo entenderlo.... Me alegro que hayas dejado a tu novia, pero no por ti, sino por ella, se ha librado de un controlador celoso compulsivo.
|