Esta era una monja muy tímida que se llamaba Rita, y claro, en el convento la llamaban Sor Rita. Y va a hablarlo con la abadesa:
ABADESA: ¿Que te pasa, Sor Rita?
SOR RITA: ¡No me llame así! Me pasa que no aguanto mi nombre, no se puede tomar en serio.
A.: Pero eso es grave, es el nombre con el que te bautizaron. Se puede cambiar, pero es muy serio.
SR: Lo que sea.
A.: Tienes que ir a Roma este Domingo. El Papa está llamando a las monjas hispanas que se quieran cambiar el nombre. Pero es al azar y no se puede apelar.
SR: Estoy dispuesta. No puede ser peor.
Va la Sor Rita al Vaticano, donde está el Papa con un bombo enorme con nombres femeninos en español. Todas las monjas salen contentas con nombre como Sor Piedad o Sor Esperanza.
Le toca a Sor Rita y es leer su nombre y desmallarse en el sitio. Cuando van a socorrerla, otra monja lee el papel y se lee lo que le ha tocado:
SOR RAIMUNDA