Iniciado por Elizabetta
Voy a contaros la continuación de esta historia.
Ayer se presentó en mi casa, mi novio, claro está.
Yo estaba arreglada porque me iba a ir con mis amigas, o sea que me pilló de milagro.
Quería hablar, y nos fuimos a una terraza poco concurrida.
Allí estuvimos hablando unas cuatro horas y es imposible resumir todo, aunque lo voy a intentar, hemos llegado a unos acuerdos que son los siguientes:
1.- Nos queremos y nos resulta imposible terminar la relación.
2.- Cualquier tema económico lo hablaremos entre nosotros, con seriedad y sin sacar las cosas de quicio.
3.- Si alguno de los dos tiene algún problema, o cualquier malentendido, lo comunicará al otro miembro de la mejor manera posible.
4.- Él va a seguir pagandolo casi todo porque sabe que mi economía es la que es, sabe que estuvo mal echarmelo en cara y se arrepiente.
5.- Se compromete a no volver a hacerlo nunca más, y si lo hace comprenderá que será motivo de terminar lo nuestro.
6.- Me enumera las cosas que le gustan de mi, que por cierto, son muchas.
7.- Me explica que soy lo más grande que tiene en la vida y que no quiere perderme.
8.- Quiere que en un futuro nos casemos, algo que me ha dicho en otras ocasiones y yo, de momento, no quiero hacer, aunque no está descartado.
Yo debato con él cada uno de estos puntos y expongo mi punto de vista, de hecho el punto 4 fue el más debatido y el cinco nos hemos comprometido a dejarlo hasta firmado.
Hemos llegado a muchos más acuerdos, pero estos son los más relevantes teniendo en cuenta el tema de mi post.
Por supuesto que sale lo de su amiga y reconoce que los dos sacamos las cosas de quicio, y que si lo hubiéramos hablado antes, si él me hubiera explicado los favores que ella y su marido le hicieron en el pasado, si yo hubiera sabido muchas cosas que ahora sé, no le hubiera reclamado nunca los dos euros.
De todas formas reconoce que es una chiquillada y que se nos fue de las manos a ambos.
Después de esas cuatro horas me dice : ¿Quieres que continúe en tu vida?, yo si quiero que estés en la mía, pero tu decides.
Y yo, con temblores de piernas, mirándole a los ojos le dije: "Si, quiero".
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