Decepcionante en general, aunque con algunas aportaciones notables. El pecado original de este tipo de movimientos reivindicativos, ya sean sociales, políticos feministas, ecológicos, etc. es que suelen ser rápidamente infiltrados y dirigidos por los grupos extremistas menos deseables. El siguiente paso es apropiárselos para sus fines ideológicos bastardos mientras arrinconan o expulsan a los elementos más moderados y dialogantes, sin los cuales, esas propuestas acaban generando rechazo y una reacción que puede ser igual de extremista en su contra.
Da igual si se llama metoo, 15M, Primavera Árabe o ecologistas en acción, por poner cuatro ejemplos. Son esperanzas bien intencionadas e incluso bien cimentadas en sus comienzos sobre las que se acaba construyendo un edificio inestable, precario que con el paso del tiempo se derrumba sin remedio victima de sus propias contradicciones y excesos.
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