Descartando el supuesto de tener sexo solo por diversión, las personas a veces se crean unas expectativas previas que la otra parte no sabe o no puede colmarlas, quizás porque en ocasiones, esas expectativas son también irreales.
Y por eso mismo, sin dar tampoco demasiadas oportunidades una vez pasada la cita y el contacto intimo, el interés inicial se transforma en indiferencia, en incomodidad, cuando no acaba convirtiéndose directamente en una huida donde no abunda ni el tacto ni la empatía.
Es natural y también frecuente que llegado el momento de intimar con esa persona, las cosas no acaben de funcionar como se desearía y estaremos de acuerdo que si no ha gustado o no ha gustado lo suficiente, cualquier avance futuro en otros aspectos quede muy lastrado. Pero ser claro y sincero (sin olvidar ser amable también) es lo mínimo que se merece esa persona con la que has compartido cama.
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