Hola, he buscado infinitamente en internet historias parecidas a la mía y no la encontré así que me decidí a escribir sobre ella, dado que a nadie nunca le he contado lo que me pasa.
Tengo 36 años y me enamoré de alguien 12 años menor y que es mi subordinado en el trabajo. Lo contraté sabiendo que era gay y aunque eso me producía algo de estrés no me pareció nada del otro mundo, en ese momento yo tenía pareja y de hecho estaba muy enamorado así que no me importaba.
El chico no era para nada guapo, de muy escasos recursos (a veces iba hasta con medias rotas al trabajo), tenía problemas de educación (se limpiaba los restos de comida de los dientes con los dedos delante de todos, por ejemplo) de hecho tenía inclusive ciertos problemas de olor corporal y no se cortaba las uñas, eso me producía un asco enorme. Sin embargo, profesionalmente era mucho más que excelente. Siempre me he considerado un buen líder y he hecho crecer a los equipos que he manejado así que identifiqué en el un potencial enorme, que uno sabe se puede moldear y hacerlos crecer. Me dediqué a enseñarlo y poco a poco su apariencia personal fue mejorando.
A los meses mi relación finalizó y poco a poco me encontré mirando a aquel muchacho que antes jamás había siquiera mirado. Intenté luchar contra eso, porque moralmente para mi era terrible tener sentimientos por alguien que trabaja conmigo. Soy una persona muy respetuosa y con mucha ética laboral. Me sentía un mal líder, un acosador, algo que yo no era y me torturaba tratando de quitarme esos pensamientos, en fin, esos días fueron terribles para mi y llevaba mi calvario en silencio, sin contárselo a nadie por la vergüenza que eso me producía.
Profesionalmente el chico seguía creciendo, demostraba cada día que era una de esas personas que se querían comer el mundo y comenzó a tener mayor nivel de responsabilidad. Yo me sentía orgulloso de ver cómo iba cambiando y le asigné más tareas hasta convertirse en una pieza fundamental del equipo de trabajo.
Yo seguía en lucha con mis sentimientos, sabía que eso era indebido y también sentía que eso jamás iba a ser correspondido. El me veía como su jefe, como un señor mayor (sí, yo también a su edad hubiera pensado eso
) y se notaba que yo no le atraía en lo absoluto; pero era tan simpático, me hacía reír con sus bromas, un humor exquisito, una persona muy humana que ver un niño pidiendo comida en la calle lo conmueve hasta las lágrimas, que siempre tiene una frase de aliento para las personas que quiere, que no soporta ver a la gente sufrir, de esas personas que siempre tienen una sonrisa en la cara a pesar de lo difícil que pueda ser su vida, que, a pesar de sus orígenes humildes tenía unas ganas enormes de surgir y ser el mejor. Creo que a mi edad ya el físico vale menos.
"Ama a una persona que admires y respetes" y, sin lugar a dudas, admiraba y respetaba a este chico, sus ganas de comerse el mundo, su alegría a pesar de lo difícil que había sido su vida, admiraba como iba cambiando, su capacidad de aprender, su inteligencia, vi como iba surgiendo y creciendo tanto a nivel personal como a nivel profesional y tontamente me enamoré.
Con el tiempo desarrollamos una pequeña amistad. Yo sabía que él nunca me podría amar, eso es algo que uno lo siente, y creo que el amor real es dar sin esperar nada a cambio, así que decidí seguirlo ayudando, a pesar de mis sentimientos ocultos, y continuar siendo su mentor, dándole más responsabilidades y a la vez exigirle enormemente para sacar su potencial y siempre respondía como un excelente profesional. A nivel personal era difícil para mí no poder decir mis sentimientos y más aún saber que no serían nunca correspondidos pero decidí callarlo y seguir adelante. Realmente llegué a amarlo y a demostrárselo de la única forma que podía: darle oportunidades que sentía se merecía y ayudarlo a crecer cada día más.
En una oportunidad, en un viaje de trabajo, tuvimos un incidente terrible con un robo, ahí en medio de la angustia nos abrazamos y la química cambió: en medio del abrazo de repente nos encontramos cara a cara, acariciando nuestras narices y fundidos en un gran abrazo. No nos besamos porque ambos nos separamos y continuamos en lo que estábamos. Al volver al hotel nos volvimos a abrazar y volvió a pasar, de hecho nos acostamos en la cama, yo lo acaricié mientras el mantenía sus ojos cerrados pero al momento que en realidad podía pasar algo el dijo
“no quiero, si quieres coger cógete a otro” Para mi ese incidente cambió todo. ¿Era posible que el sintiera algo también y le diera miedo que quisiera una aventura y ya? Me decidí a averiguarlo y le confesé lo que sentía. La respuesta fue como un cubo de agua fría:
“En ese momento quise pero ya no. No me gustas, no eres mi tipo y fue algo que pasó en el momento y ya” yo me sentí desnudo, había cometido un terrible error de confesarle mis sentimientos y perder la posición que tenía y darle un poder a que creo nunca debió tener.
Después de eso nuestra relación fue cuesta abajo, yo no sabía manejar su rechazo, empezamos a tener muchos problemas, el me había perdido respeto y sin querer, al confesar lo que sentía, le di poder que él aprovechó, yo me sentía peor porque me sentía culpable, me sentía que perdí mi rumbo y que dejé de ser el adulto que debía manejar bien la situación. Fueron un par de meses difíciles. Yo no soportaba su rechazo y eso afectó nuestra relación laboral a tal punto que era insoportable estar en el mismo lugar. Sin embargo, con el tiempo aprendí a lidiar con eso, conocí a alguien más y las cosas mejoraron considerablemente a pesar que mis sentimientos seguían estando ahí. Ya no me causaba tanto malestar su rechazo, él comenzó una relación (con alguien de la misma edad que yo
) yo también estaba comenzando una relación, pero siempre terminaba mirándolo, preguntándome por qué nunca me quiso, por qué una persona de la misma edad que yo, físicamente nada agraciado salvo un cuerpo de gym (que yo no tengo) si había ganado su corazón mientras el mío, a pesar que lo amaba mucho y se lo había demostrado de mil maneras ni siquiera lo vio.
Mientras tanto nuestra relación mejoraba externamente, yo acepté que nunca me querría y decidí simplemente hacerle ver que eso que sentía ya había quedado atrás. Pero realmente no era así; ser su amigo era más difícil aún porque en muchas conversaciones me dijo cosas como
“no es porque trabajáramos juntos que no tenemos nada porque si me gustaras eso no me importara” o
“a mi me gustan los hombres grandes y rubios y tu no lo eres” o en bromas me decía cosas que me herían demasiado como
“estas demasiado viejo” o
“tu sonrisa es horrible deberías hacerte una ortodoncia” o
“que asco tu panza” a pesar que soy delgado y jamás nadie me había dicho cosas así. Todas estas cosas me hicieron que mi autoestima se fuera al suelo, pasé de ser alguien seguro en mi mismo, que siempre había estado con el chico que quisiera, a verme en el espejo y ya no pensar
“tengo 36 años y no los aparento”, a ver a un viejo panzón, acosador y con mala dentadura.
A pesar de esas cosas que me herían yo seguí queriéndolo, sabía que lo decía en broma y que si éramos amigos esas cosas no debían molestarme y seguí haciéndolo crecer, dándole responsabilidades, aconsejándolo, llevándolo de viaje conmigo. De ser un muchacho delgado, que nunca había salido del país, medias rotas, con ciertos problemas de higiene se convirtió en un joven guapo, con cuerpo de gym, que recorrió 7 países en un año, con un guardarropa nuevo, seguro en sí mismo, con miles de pretendientes y convirtiéndose en la persona que, me imagino, siempre soñó ser. Él siempre ha dicho que nadie le ha dado tantas oportunidades como yo y que siempre va a estar agradecido y a mí con eso, a pesar que cada día muero por dentro, me bastaba.
Hace más o menos un mes, en una conversación que no era conmigo, alguien le dijo
“pero por que no vas con él a ese festival?” refiriéndose a mí y su respuesta, siempre en tono de broma fue:
“Nooo, nosotros solo salimos juntos fuera del país, aquí no”. Aquella frase me partió el corazón y me di cuenta que ni siquiera amigos éramos. Yo sabía que era así porque jamás nos veíamos fuera del trabajo estando en nuestra ciudad. Ahi me di cuenta que forcé una amistad que ni siquiera era recíproca y fue un golpe demasiado duro para mí. Afortunadamente ese día salí de vacaciones y pasé casi un mes sin verlo.
Durante ese mes de vacaciones sucedió algo, su pareja de turno que es un amigo en común, quizás por celos, porque habían terminado o no sé por qué decidió mostrarme conversaciones que había tenido con el sobre mí y resulta que este chico siempre supo que yo estaba enamorado de él, siempre supo que tenía esos sentimientos por él, siempre supo todo y en uno de los comentarios que más dolor me han causado decía
“yo sé que siente el por mí, siempre lo he sabido por eso lo mantengo al margen porque le tengo aprecio y sé que siempre cuento con él. Me ha ayudado mucho”
Ahora he vuelto al trabajo, me siento muy humillado y no sé cómo tratarlo porque la imagen que tenía de él se fue. Entendí muchas cosas, el siempre supo que tenía un poder sobre mi, entendí por qué reaccionaba tan mal cuando le hacía un reclamo laboral: El sabía que eso me costaba mucho y lo aprovechaba. En fin, no sé si es bueno o malo saber esas cosas, no sé si es una buena persona o se ha aprovechado de mí y eso me tiene muy mal. Solo quisiera que estos sentimientos desaparecieran.
¿Qué opinan?