No me gustan las etiquetas. 'Haters'. No, no lo plantearía así.
Es decir, puede haber personas que tengan su carácter, sinceridad cruda, empatía a ratos, vehemencia, y un largo etcétera, pero lo fatídico de las etiquetas es que si tienes un mal día y te hacen una 'foto', saldrás con mala cara, y te pondrán la etiqueta en la frente: 'hater'. Eres un 'haaaater' (pronúncialo bien: 'haaaaaaater'; que te quede claro).
No quiero ser demasiado florido en estos aspectos. Este lugar es una tormenta de emociones, vivencias. Los que aconsejan vivieron, percibieron y sufrieron. Incluso repitieron, aprendieron. Lágrimas. Días para comerse la cabeza. Se mostrarán duros si reviven los acontecimientos. Son reflejos de su pasado que proyectan. Hay mejores maneras, es indudable, sin intención de justificar comportamientos fuera de tono.
El mundo emocional es así de crudo. Siempre que haya buenos términos, y algo de humor, se puede capear el temporal. Los malentendidos serán inevitables. Que se resuelvan en el momento. Nos gusta tratar bien y ser tratados bien. Me he de aplicar el cuento. Espero no haber salido en la foto.