Mi primera vez:
Tenía 18 años y llevaba dos años con mi entonces novio, él me presionó un poco bastante...me sentí un poco en la obligación de hacerlo.
Recuerdo que era una Semana Santa, encima...
fuimos a un piso que compartía con otros, pero no había nadie porque todos se habían ido de vacaciones.
Él era bastante romántico, puso música y procuró relajarme, aunque yo estaba muy nerviosa, cuando al final sucedió, o sea, me penetró, creo que vi a la Santísima Trinidad, pero con estrellas y mucho dolor, grité muy fuerte y él se asustó, se levantó, encendió la luz y estaba todo lleno de sangre, trajo un barreño con agua caliente y me lavó las piernas mientras me decía cosas bonitas, cuando me levanté me duché, él cambió las sábanas y también se duchó. Después me coloqué algodón entre las piernas porque seguía sangrando, y no, no tenía la regla, aún así tuvimos que ir a comprar compresas porque sangré durante un día y pico.
Sé que se sentía fatal, además tampoco fue muy brusco, me imagino que yo tenía un himen muy fuerte o un superhimen, o yo que sé.
Durante meses no volvimos a tener relaciones, aunque la verdad es que la primera vez ni relaciones ni nada, aquello parecía una matanza.
La segunda vez no hubo sangre pero sí mucho dolor y después ya me negué a tener más sexo, creo que aquello fue determinante para que la relación fracasase.
Llegué a pensar que el sexo no era lo mío, que nunca me gustaría tener relaciones...pero que equivocada estaba...solo tenía que esperar a sentir deseo, porque ciertamente, como mi primer novio decía, yo le quería pero no le deseaba.