Dormir con un amigo en la misma cama, ¿sí o no?

Wildcat

A mi me da igual. Es lo que cuerpo demanda, si no hay recursos suficientes. Si el cuerpo me demanda descanso, me quedo aceporrado, sin prestar atención a lo que me rodea. Una persona de confianza no me supone peligro alguno, todo lo contrario. Es grata compañía. Eso sí, siempre y cuando toleren que me muevo más que los mercados de valores, e, inconscientemente (recalco: de forma inconsciente), alguna de mis manos pueden tocar partes de la mujer que ahí yazca, cohabitando conmigo. Las quejas se dirigirán al lugar habitual: al maese armero, por supuesto.

Lo peculiar de los amigos que se acuestan juntos es que pueden surgir algunas incidencias, no solo con manos, piernas o miembros que se mueven inconscientemente (recuerden que algunos hombres se levantan con 'eso' como el mástil de una tienda de campaña); por tanto, puede haber interpretaciones e incluso preguntas capciosas al despertar. Peor aún: conflictos con las parejas de los amigos (si éstas existieran).

Si los dos durmieron como benditos inocentes, es seguro que ha habido de todo: toques, roces; e incluso pueden amanecer muy juntitos, pues los sueños son así, y si acontecen cosas bonitas en el mundo de los sueños, uno/a se puede llegar a abrazar fuerte a lo que tiene cerca, sean almohadas o cabezas.

Finalmente, queda la 'no inocencia'. Las ganas de fiestuki. Uno se arrima; la otra pone la mano intentando tocar, así con sutileza o descaro: "somos amigos, pero hoy apetece marcha, marcha"; y marcha puede haber, marcha a tope; o un intento de marcha que mande a tomar por saco la amistad.

Solo recomiendo obrar con precaución si la persona con que vamos a yacer no nos ha estado echando miradas libinidosas, tiene ganas de marcha (sin que nosotros consintamos), o tiene pareja. En el resto, pues lo que sea. Da igual. A dormir, a soñar. La pureza del descanso.