Amazonita me cae maja. A veces soy bastante áspero con ella, pero tengo ánimo constructivo.
Esto que te pasa, Amazonita, es necesidad de compañía y tremendas ganas de romper con la rutina; cosas así. Por eso tiendes a no hacerte cuestionamientos éticos que evitan colar estos mensajes erótico-festivos que serán duramente apedreados por la parroquia.
La necesidad de estar con otros puede tener varios motivos, sobre todo si se han chafado planes anteriores o quieres cambiar de vida. Tras lo del 'amigo con derecho a roce' (que tuvo algunos capítulos por hilos) se puede celebrar tu sinceridad, pero desde luego te pierden los métodos y las fantasías. Te dejas llevar por la inmediatez.
Creo que te dije que a cierta edad la inmediatez se vuelve enfermedad. La falta de temple. La regresión a la juventud es bonita, en momentos muy, muy, muy puntuales. En el resto, la inmediatez, la falta de temple, se vuelve sufrimiento y destrucción.
En la etapa madura a la que me refiero se está para decir: 'aunque mi vida sentimental ha fracasado, intentaré hacer las cosas mejor'. Se pierden todos esos trenes, no porque uno se eche a perder, sino porque se sabe que esos fantásticos trenes (que algunos de la filosofía viva-la-vida te animarían a subir) te conducirán a vías muertas. Te conducirán a vías muertas porque esperas más de los demás. No solo cuerpos bonitos que no te corresponden, ni esos rollitos/fantasías infieles (bostezo). No esperas a la gente que va y viene.
La satisfacción sexual, el 'hambre a medianoche', el capricho, van cediendo a favor de otras necesidades más trascendentes y que a la larga te hacen sentir útil, sea en compañía o no. Un jovencito buenorro apenas tendrá peso en tu mundo, siempre y cuando no hayas cometido el error de reducirlo al tamaño de una prisión medieval, donde la compañía solo se convierte en una llave para escapar de ella; sin importar cómo acabe todo.
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