Decidir implica correr el riesgo de poderse equivocar, algo que por otra parte es muy natural y forma parte del proceso de aprendizaje. Pedir consejo u opinión no está de más en aquellos asuntos que por ser complejos o imprevisibles no es fácil saber cual es el mejor camino a seguir o también cuando se nos presenta una situación totalmente desconocida.
Necesitar contar con la opinión de otros para cualquier asunto corriente, es un síntoma evidente de comodidad o de falta de seguridad. Digo lo de comodidad porque hay gente que le cansa el simple hecho de pararse a sopesar opciones antes de tomar una decisión. La inseguridad lo que provoca es un estado mental que no distingue entre lo dudoso y lo certero.
Si tienes buenos consejeros, guárdatelos para asuntos importantes y no los agotes con chorradas. Ves aprendiendo a tomar las riendas de tu vida y si te equivocas de vez en cuando, lo importante es que no olvides en que fallaste a ser posible para no repetir ese error en el futuro. Así es como se aprende.
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