La verdad es que no se qué me pasa a la hora de elegir pareja. Hace un tiempo me tomé dos años precisamente para hacer lo que me dice Diazepam y me sirvió para darme cuenta de lo feliz que estoy sin pareja y de lo que no quiero de una pareja. ¡Y resulta que después de este periodo estuve con la peor pareja de todas! Ahora no viene al caso contar esta historia pero en resumen, era un lobo con piel de cordero que no solo me hizo creer a mí que era bueno, sino a toda mi familia y a mis amigos. Vamos, un profesional del engaño y la manipulación. Y hablo de deslealtad en todos los aspectos que se os puedan ocurrir, pero lo ocultaba de maravilla. En cuanto vi algo que no me cuadró, le dejé porque gracias a mis dos años de “reflexión” me di cuenta de lo bien que estoy sola y de que no tengo dependencia emocional, por lo tanto no aguanto ni una falta de respeto. Lo que no aprendí en ese tiempo es a desconfiar de la gente, o al menos a no confiar ciegamente, pero eso ya se encargó de enseñármelo este tipo que os acabo de contar.
Y de hecho creo que es gracias a ese impresentable que ahora haya dudado de mi ex y sus promesas, que en otro momento me habría creído sin dudar. Pero creo que ahora debería pensar en hasta qué punto me debo fiar o no de la gente. Ya no solo de mi ex, sino de todo el mundo. Esto me recuerda a una amiga que siempre me dice que admira mi capacidad de ver el lado bueno de las personas. Yo creo que no es eso, sino que soy un poco tonta y como yo soy buena, me creo que todo el mundo lo es. Quizás es esto lo que me falta por cambiar antes de poder encontrar una buena relación.
|