Ninguna infidelidad puede justificar actos de maltrato y violencia de género. Lo que hizo la autora del hilo puede ser reprobable desde un punto de vista moral. Pero lo que hace él es delictivo. No hay parangón posible entre ambos tipos de comportamiento.
El marido, cuando se enteró de la cornamenta, era libre para elegir entre perdonar a su esposa y seguir adelante o, por el contrario, divorciarse y dejarla. Eligió libremente la primera opción. Eso no le da derecho, como digo, a maltratarla ahora.
Eso sí, igual que el marido fue libre en su momento para elegir, también lo es ahora la autora del hilo, de manera que no tiene por qué aguantar este maltrato, es libre para denunciarle o para abandonarle si así lo desea. Lo que nunca debe hacer es seguir soportando ese control enfermizo sobre su vida.
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