Las relaciones tormentosas y las frías me parecen un peñazo, en general. Una por dramas, animaladas; y otra que se sentiría como el tedio de un domingo por la tarde. Soporíferas. Elegirlas es como firmar algo imposible de cumplir porque de caer en un extremo es posible que me quiera aferrar al contrario, haciendo que esas palabras solemnes se conviertan en humo.
Aparte, ¿de qué vamos a elegir? Es cosa de dos. Si acabamos en el fondo de una situación que nos quema o nos hiela, nos movemos todo lo posible para adornar la contraria y fomentarla como el mejor estilo de vida.
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