Hombre, hay días buenos y hay días malos, porque hay días que apetece amor y días que no apetece. Cuando el mundo se te ha puesto cuesta arriba, te han echado la bronca en el curro, o te han echado, cuando te apetece salir y todo el mundo curra al día siguiente, o está en el quinto coño, cuando te aburres, cuando las cosas van regular o mal, en definitiva se echa de menos el amor; porque es bonito tener a alguien a quien querer y que te quiera, unos mimillos, un abrazo, una mamada cariñosa, un dormir juntos, un llorar encima de alguien sin tener que dar explicaciones... todo eso está muy bien, y cuando careces de ello, pues lo echas de menos.
Cuando te dan las ocho de la mañana y vuelves a casa haciendo eses y pensando que nunca te lo has pasado tan bien en tu vida, cuando un examen te sale de **** madre, cuando encuentras trabajo sin esperarlo, cuando estás disfrutando de un libro que te apasiona, cuando conoces a una chavala nueva y ves cierto matiz en sus gestos o en su mirada, cuando en definitiva lo estás pasando regular o bien, el amor y su cubierta de colorines no se echa de menos para nada. Cuando lo estás pasando muy bien, puede resultar una perspectiva francamente aterradora.
En resumidas cuentas, que lo que se echa de menos son unas sensaciones concretas, pero si no estás enamorado, no echas de menos a la persona, que creo que es (y no las sensaciones) lo que se tiene que echar de menos para que una relación tire para adelante.
|