Morenés, Morenés y Cía.....
(Obra de microteatro patrocinada por el Ministerio de Defensa)
Dramatis personae:
-Pedro Morenés: Ministro de Defensa.
-Pedro Morenés: Empresario y Fabricante de Armas.
-Pedro Morenés: Intermediario Vocacional.
Nota para el director de escena: Es imprescindible que los tres papeles sean representados a la vez por el mismo actor, no sólo para abaratar costes, sino para captar en toda su dimensión la complejidad del drama. Un único actor debe desenvolverse en escena gesticulando y hablando consigo mismo. Para diferenciarlos, el Ministro de Defensa lleva gorra de plato; el Empresario lleva sombrero de copa y el Intermediario va a cabeza descubierta.
ACTO ÚNICO
(El Ministro de Defensa, Pedro Morenés, se encuentra en su despacho revisando unos papeles. De repente oye que llaman a la puerta. Se levanta y abre. Al otro lado de la puerta aparece Pedro Morenés, Intermediario).
-Ministro: Buenos días. ¿Qué pasa?
-Intermediario: Ministro, disculpe que le moleste, pero ha venido otra vez el Empresario.
-Ministro: ¿Qué Empresario?
-Intermediario: El señor Morenés.
-Ministro: ¿Morenés otra vez? No puede ser. ¡Pero si estuvo aquí el martes!
-Intermediario: El viernes para ser exactos. Pero ya sabe usted lo insistente que es este hombre. Dice que trae unas bombas de racimo que se las quitan de las manos.
-Ministro: Maldita sea, justo ahora que estaba a punto de cerrar otro acuerdo con Israel. En fin, a ver qué quiere. Dígale que pase.
(El Ministro se sienta, suspira, hace un gesto de contrariedad, se peina bien peinado y se coloca otra vez la gorra de plato. Unos segundos después llaman a la puerta. El Ministro hace como que escribe, carraspea y dice):
-Ministro: Adelante.
(Entra el Empresario con sombrero de copa, las manos a la espalda, sonriendo, admirando el despacho).
-Empresario: Querido señor Morenés, cuánto tiempo.
-Ministro: Será una broma, señor Morenés. Nos vimos la semana pasada.
-Empresario: Para una amistad como la nuestra eso es mucho tiempo. Hay que ver qué bien vive usted, Morenés.
-Ministro: Es el mismo despacho de la semana pasada.
-Empresario: Parece más amplio, más moderno. ¿No puede decir que le vayan mal los negocios conmigo, eh?
-Ministro: Me sorprende que se atreva usted a tomarse esas confianzas.
-Empresario: Hombre, Morenés, que nos conocemos de toda la vida, como quien dice.
-Ministro: Bueno, bueno, tampoco es para tanto. Dígame qué se le ofrece, que tengo mucho trabajo.
-Empresario: Morenés, no hay que tomarse las cosas tan en serio. Es bueno relajarse con los amigos. ¿No va a invitarme primero a una copa?
-Ministro: No.
-Empresario (guiñando un ojo): ¿Ya se le acabó aquel whisky de quince años que le regalé la última vez?
-Ministro (suspirando): Lo había olvidado.
(El Ministro saca la botella de whisky y sirve una copa, muy poco, apenas un culito).
-Empresario: Y usted, ¿no bebe?
-Ministro: Me sienta mal por las mañanas.
-Empresario: Venga, venga que lo conozco bien. Sé que éste es su whisky favorito. ¿A que sí?
-Ministro: No está mal.
-Empresario: ¿Lo ve? Tenemos los mismos gustos, Morenés. Nos gustan los mismos tanques, los mismos misiles, las mismas municiones contracarro…
-Ministro: Se deja caer usted mucho por este despacho, Morenés. Como si fuera suyo. Y la gente empieza a murmurar.
-Empresario: ¿Y qué nos importa la gente? ¿Acaso hacemos algo malo aquí? Sólo somos dos amigos que hacen negocios juntos por el bien de España.
-Ministro: Le digo que he leído insinuaciones muy feas en la prensa. Espere un momento (Grita). ¡Morenés! (Grita más alto) ¡¡¡Morenés!!!
(El Intermediario abre la puerta y aparece con cara de estupor).
-Intermediario: ¿Me llamaba?
-Ministro: ¿Cuántos contratos decía el periodicucho de mierda ése que habíamos firmado el señor Morenés y yo desde que estoy en el cargo?
-Intermediario: Treinta y dos, señor Morenés.
-Ministro (al Empresario): ¿Lo ve, señor Morenés? ¡Treinta y dos contratos! Esto no puede seguir así.
-Empresario: Bah, tonterías. ¿Acaso no necesitaba el Ejército un lanzagranadas ligero?
-Ministro: Claro que lo necesitaba.
-Empresario: ¿Y direcciones de tiro Vosel?
-Ministro: Muchísimo. Las necesitaba muchísimo.
-Empresario: ¿Y son malas acaso las Vosel?
-Ministro: En absoluto. De las mejores del mercado.
-Empresario: ¿Ve? Como decía aquel viejo slogan, “la calidad bien entendida empieza por uno mismo” (Abre la solapa de la chaqueta y saca unos papeles). Aquí le traigo los contratos para que los firme.
-Ministro (suspirando): Está bien.
(Los firma uno detrás de otro. El Empresario los recoge, los mira al trasluz, los dobla y se los guarda otra vez en el bolsillo de la chaqueta. Levanta la copa para brindar).
-Empresario: ¿No va a acompañarme, Morenés? Póngale una copa también a este buen hombre. No vamos a beber solos.
FIN fuente:publico.es