Cita:
Iniciado por Noviadelviento
Precisamente por este tema,me he disgusto con una persona que consideraba "amiga".
Siempre cree tener la razón y saber más que los demás (en todos los ámbitos) ,cuando en realidad no es así.
Por mucho tiempo,le he dado la razón como a las locas(para evitar discutir y ponerme de mala leche tan gratuitamente,ya que odio estar mal con la gente),no obstante, hay veces que se tocan unos temas muy serios y delicados y hay que tener cierta humanidad,sensibilidad y empatía para tratarlos,pues si no es así, es mejor no meterse donde no te llaman.
El caso es que me soltó un comentario muy despectivo ,referente a un tema bastante serio y por ahí si que no pasé y le dije que hasta aquí habíamos llegado y que no quería saber nada más de ella.
No soporto a la gente que va de buena y después resulta ser inmadura,prepotente,creída,bipolar y por ende,una persona que te suelta una barbaridad y luego es incapaz de pedirte perdón y encima hacerte creer que eres tú la que le tienes que pedirle perdón a ella.
En serio, si tenéis que pararle los pies a alguien así,hacerlo,y si os cuesta la amistad, no perdéis nada, porque gente así no merece la pena en la vida de una persona.
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Gente que va de buena hay a patadas. A puñados. A espuertas. Aunque ahora mismo se prodiga el postureo (ir de 'graciosete', buenín, escuchador, empático, etc.) siempre he tenido claro que faltan dos componentes fundamentales que son la autocrítica y los pequeños gestos.
Muy pocos llegan a superar la sencilla prueba. Soy de difícil amistad porque resulto tosco, y además suelo advertir que en bastantes aspectos soy intratable; no del todo simpático, y además me puede el ego. En mi caso, tiendo al otro lado de la balanza, se me ve venir; pero tras haber conocido a las personas más narcisistas y regaladas de sí mismas -que te muestran una forma de ser de lo más interesante y luego resultan tener una auténtica m. (con perdón)- tuve claro que prefiero el gris antes que el cartel luminoso. Aguantar lo justo, al precio de tener unas relaciones más tibias; pues al fin y al cabo, pocas personas duran el resto del viaje.
Con las personas que merecen la pena el tiempo deja de existir. No habrá risas, ni jijijaja, ni contacto constante, ni diversión a bortones, en una constante ilusión, con chistes de mearse, ni gaitas; pero algo se queda, más esencial. Las personas entregadas escasean, la decepción está detrás de la esquina. Pros y contras, pero sin pisar líneas rojas (p. ej. las faltas de respeto que has relatado). Cuando se empieza a 'vivir deprisa' por alguien, malo.