Las discusiones constantes en sí no son el problema, son el síntoma de que hay algo más de fondo que está sucediendo y no se está ni conociendo ni afrontando.
Este es uno de los escasímos supuestos en los que yo recomiendo darse unos días de separación y no contacto para que cada uno pueda reflexionar consigo mismo, sin tener al otro al que echarle encima sus frustraciones.
|