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Como he dicho justamente hace un rato en otro hilo, efectivamente creo que no existe. Es una entelequia, algo que nos han hecho creer desde niños y que hemos aceptado como tal, pero la realidad a diario nos demuestra que es mentira. Es un juego a dos bandas en el que uno siempre sale escaldado. Normalmente el más ingenuo, el más idealista, el que estuvo "a la luna de Valencia" pensando que estaba con su alma gemela. El que se entrega y confía, palma. Tienes que estar permanentemente en guardia con el otro, hacerle desconfiar, tenerlo temeroso, darle y quitarle. En suma, una estrategia continuada que, a mí, por lo menos, no me compensa. No me apetece gastar energías, no ser yo misma, estar siempre a la expectativa de si hace esto o lo otro, o si está extraño o si no me llamó 30 veces y lo hizo 29. Prefiero mil veces estar sola y no vivir momentos apasionantemente felices que después seguro me van a traer millones de lágrimas. Vivir con mis cosas, mis aficiones y mis manías me llena más que una vana expectativa o una ilusión que pervivirá el tiempo que se le antoje al otro.
Yo pensaba que la vida era de otra manera. También era de esas personas que pensaban en el karma, que haces el bien y se te devuelve. Incluso estaba convencida de ciertas supuestas "casualidades" que venían a mi vida para compensar malos ratos que había pasado. Después pude comprobar que todo eso son mentiras, falsedades a las que nos agarramos para poder soportar los reveses que sufrimos.
No, nada hay seguro. Lo que hoy es blanco mañana es negro. Hoy ríes lo que mañana seguro llorarás. Por eso no pienso dejar mi felicidad nunca en manos de otro.
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