El presidente Truman, cuando sucedió la Guerra de Corea de principios de la década de los 50, dio la orden de tirar bombas atómicas en China en represalia por la ayuda prestada por los chinos a los insurgentes comunistas coreanos.
Al final no lanzaron las bombas atómicas, porque Truman fue advertido por sus ministros que, en caso de emplear las armas letales contra China, tal como habían hecho en Japón 8 años antes, el presidente norteamericano metía al mundo de lleno en la Tercera Guerra Mundial. En ese tiempo China no tenía la bomba atómica, pero la tenía la Unión Soviética.
Desde luego, Truman era capaz de haber bombardeado China; era muy belicoso. Pero por suerte escuchó a sus ministros.
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