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Antiguo 26-Apr-2011  
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Estimados compañeros, hace ya tiempo que expuse en este mismo apartado un pequeño resumen de mi historia. Agradezco los comentarios de ánimo que me pusisteis, por lo que creo que es justo que ahora conozcáis otra parte de mi vida, bastante marcada por la tristeza, tema principal en la obra de mi vida, el desamor, los fracasos en todos los sentidos y la terrible pérdida de mi profesora.
Como dije en el tema http://www.foroamor.com/estoy-enamor...istoria-55675/, tuve una terrible experiencia durante mi juventud que marcó mi vida, hasta el punto de ser el inicio, y una de las bases, de la profunda depresión que ha hundido mi vida. Os ruego paciencia, tranquilidad y comprensión, necesarios para leer este relativamente largo relato, corto para mi de escribir, pero eternamente largo y doloroso de vivir.

Todo comenzó hace 16 años. Yo gozaba de 12 años y comencé el instituto siendo uno de los mejores alumnos de mis promoción. Mis notas eran inmejorables, y mis amigos eran pocos, pero muy buenos. Saboreé primero de la ESO de forma espectacular y paseé un verano increíble. El problema comenzó en segundo de la ESO, año en que empecé a sufrir mi mala suerte, pues tuve una clase muy conflictiva, en la no faltaban drogas, tabaco, peleas... Mis amigos desaparecieron, unos se fueron hacia otros institutos, y el resto, al separarse de mí en la clase, se separaron de un servidor para siempre por motivos que no alcanzo a comprender. Sufrí acoso escolar, pero como en ese momento (Mediados de los 90) no estaba tan de moda ni tan vigilado como ahora, no pude recurrir a nadie. Las palizas eran frecuentes, el maltrato psicológico era mucho peor, mis notas se mantenían, pero a base de enfrentarme a mis compañeros. Como ejemplo de lo mal que pasé ese año, os contaré que el día de mi 13º cumpleaños, mis compañeros me “regalaron” una paliza que me llevó al hospital. Yo era un chico fuerte, más por dentro que por fuera, pero me enfrentaba a chicos (más bien hombres) de 19 años con una gran inteligencia especializada en hacer daño, pues el sistema estaba tan mal diseñado que convivíamos en la clase chicos de 13 con hombres y mujeres de 18 y 19 años.

Nunca le dije nada a mi madre, y aún sigue sin saberlo, pues no quise preocuparla. Ella se esforzó mucho para tratar de darme la oportunidad de estudiar, y jamás quise contarle todo lo que me pasaba. Con suerte, acabé el segundo año de instituto con las mejores notas, y con muchos enemigos, pero también con muy buenos amigos que más tarde me traicionarían. Tercero de la ESO fue mi año de triunfo, pues todos los que en años anteriores me acosaron, ese curso repitieron y más tarde la vida les dio su merecido (Del que ya os hablaré más abajo). Pasé el curso sin dificultades, y allí conocí a mi primer amor, esa chica de la que hablo en mi primera historia, y cuya relación conmigo acabó de forma tan estrambótica, perversa y cruel. No tuve apenas dificultades, y pasé a cuarto sin problemas; allí, conseguí, de nuevo las mejores notas de mi promoción, pero eso no tenía nada que ver con mi verdadera recompensa a mi esfuerzo: mi profesora.

La primera vez que la vi fue a finales de curso de cuarto de la ESO, cuando venía a solicitar trabajo de profesora de historia. Allí estaba yo, nervioso por motivos que en ese momento no sabía, y admirando a la mujer más guapa del mundo mientras ella ignoraba que existía. De la misma forma allí estaba ella, que recientemente había sido madre, y se dirigió a mi (Pese a que seguramente fue una mezcla de cortesía y casualidad mi corazón se aceleró muchísimo), preguntándome que qué me gustaba estudiar, qué que ría hacer, cómo eran mis notas y otras cosas similares (Son cosas de profesores que en el futuro yo repetiría) Lo que ella no imaginaba, era que ese alumno nervioso que titubeaba y tartamudeaba al hablarle, sería el chico que más la querría del mundo, pero ella pasaría junto a mí un años entero y yo ni me atreví a decírselo, cosa que hace que mis lágrimas empapen mis ojos cada vez que la recuerdo.
Lejos de eso, ella se fue sin saber la respuesta sobre el trabajo, y yo terminé la ESO con una matrícula de honor, pero con una herida en el corazón y en la mente, ocasionada por la muerte de mi padre, un poco después de empezar tercero de la ESO; y por las palizas sufridas en mi segundo año. Me tuve que enfrentar a la difícil elección de elegir una opción: estudiar o trabajar. Si os digo la verdad, desde siempre quise y pude trabajar, pues mi padre nos dejó en herencia un taller en el que tenía trabajo seguro junto a mis hermanos... Decidí estudiar, y por una parte fue la mejor etapa de mi vida, pero por otro lado creo que fue el mayor error que he cometido. Comencé 1º de Bachillerato en el mismo instituto, y ahí estaba ella, preparada para enseñarnos historia. Siempre me encantó la asignatura, de hecho, la mayoría de mis viajes han sido a lugares históricos; en parte, recomendados por esta maravillosa mujer.

Desde el primer momento se portó de maravilla con todos nosotros. Nuestra clase era la peor del curso, y siempre supo aguantarnos y llevarnos por el camino correcto. Las notas mejoraron muchísimo y nuestro amor por ella aumentó. Siempre la quise, desde el primer día en que la vi 4 meses antes de que fuera mi profesora, pero nunca me atreví a decírselo. Innumerables fueron las oportunidades que tuve de declararme a ella, pero me frenó el hecho de que estaba casada y tenía una hija, o eso he tratado de pensar yo. Sé que ahora siempre os aconsejo que luchéis por vuestros sentimientos, pero en ese momento yo era un chico muy distinto (Al saber las consecuencias de mi comportamiento, pasé a defender a muerte la lucha por los ideales y los sentimientos profundos). Su marido no me importaba en absoluto, sé que yo sería capaz de hacerla feliz, y viceversa. Aprovechaba cada minuto que tenía a solas con ella para decirle que era hermosa, linda, guapa, tierna, dulce, amable, buena persona, inteligente y un sinfín de adjetivos que hoy se han perdido en mis recuerdos, en los suyos, y en el tiempo. Cada vez que me quedaba a solas con ella hablábamos de todo, yo le contaba mis problemas y ella trataba de solucionarlos.

Desarrollamos una relación muy especial, en la que ella me hacía feliz solo con el hecho de mirarme, o solo con el hecho de existir. Además de enseñarme historia, me enseñó lo que es el amor. Me quedé a solas con ella infinidad de veces, pero nunca fui capaz de decirle nada. Admiraba sus labios, sus ojos, su cara, su voz, su mirada, su inteligencia, su forma de ser... Todo en ella era bueno para mí. Mis notas empezaron a mejorar exponencialmente a partir de conocerla. Ella me contaba sus problemas, yo le contaba los míos, nos regalábamos cosas, nos reíamos, teníamos mucha más confianza de lo normal. Pero yo seguía siendo su alumno, ella nunca me consideró más que su discípulo, y nada más. La quería con toda mi alma, hubiera dado mi vida por verla un rato más cada día, y ahora la daría por volver a oír su voz. Cada vez que ella se sentía mal, yo me sentía mal; cada vez que ella reía, yo me sentía feliz por dentro. Eso, para mí, es el amor en estado puro, y no todo lo que nos han tratado de vender todo este tiempo.
Llegó el fin de curso, y varios meses antes yo traté con todas mis fuerzas de demostrarle lo que sentía por ella, pero nunca fui capaz. Esas dos palabras que no dije, o ese gesto que el miedo me impidió hacer; esa carta que mi mano no se atrevió a escribir; me han marcado de por vida, e hicieron de un joven prometedor un adulto melancólico.
De todas las veces que me quedé a solas con ella, la más importante ocurrió pocos días antes de Semana Santa, finales de trimestre. Solo fui yo al instituto, con el fin de verla. Y ahí estaba ella, preciosa, con un vestido rosa que cegó mi vista, ya de por sí dañada por el profundo amor que sentía por la chica que estaba delante mía (Su belleza era tan deslumbrante que casi me deja ciego). Hicimos infinidad de cosas, pero en esas horas se fue de mi todo valor, esperanza y alegría, pues no supe que decir. Lo mucho que me salió fue:
-Te quiero.

Pero no lo oyó. Aquella mañana me cambiaría la vida, pero para ella fue una jornada más. Pocos días antes del fin de curso mi tristeza era plenamente visible. Ella me preguntaba que qué me pasaba, pero yo no quise nunca decirle la verdad, me dediqué a no contestarle o a mentirle, lo que hacía que mi alma se marchitase un poco más. Mi melancolía, tristeza y amargura crecían a medida que se acercaba el fin de curso, y terminaron por conquistar mi cuerpo cuando, un día, estando yo contándole una anécdota de verano, llegó una profesora y la abrazó. Al principio no comprendí ese además que escondía más enjundia que lo que aparentaba, pero minutos después anunció que se marchaba a su ciudad natal a trabajar. En la clase saltaron varias lágrimas, sobre todo por parte de las niñas, quienes la querían con locura. Yo, me senté en una esquina, y me puse a pensar mirándola, solamente a ella, mostrando en mi rostro una tristeza solo equiparable al soldado que ha perdido a su amigo en la guerra y lo sostiene en su regazo; con la tristeza que siente una madre que pierde a su hijo en el parto: con la tristeza que siente un anciano cuando siente que el fin de su vida está irremediablemente cerca, y que su duelo con la muerte será corto e imposible de vencer. Pero ella no se fijó al principio. Mi amada se dedicó a consolar al resto de alumnos, pero solo se fijó en mí tras un largo rato. Una mirada hizo que nuestros ojos se enfrentasen, y ella vio en mi el amor que sentía por ella (o eso pensé yo); mientras que yo vi en ella una mirada de incomprensión, que mezclaba dolor y alegría, pero a la vez de amor, un amor que sentía por mí, pues creo que comprendía que yo sería el que más la echaría de menos. Estuve totalmente apático con todo el mundo excepto con ella, hasta llegaron a comentárselo, pero nunca supe cual fue su reacción.
En los últimos dos días, llevé una camiseta para que la firmasen mis compañeros. Todos demostraron, en su parte de camiseta, que sentían respeto por mí, que me querían, que me echarían de menos, y que se lo habían pasado bien conmigo. Pero el mejor lugar de la camiseta, el lugar del pecho, se lo guardé para ella. Con gusto me firmó la prenda, y cuando llegué a mi casa leí la firma:
-Alumnos como tú son los que hacen que esto merezca la pena. Sigue así y no cambies. Con cariño. (Firma)
Esas letras, esa tinta estampada en ese pedazo de tela continúan como uno de mis recuerdos más preciados, hasta el punto de que nunca se la he enseñado a nadie.

Por desgracia se fue. El último día yo lo considero como el día más triste de mi juventud pues, unido a la noche fatídica de la primera parte de mi historia, cambiaron mi destino totalmente, dando muerte al poco espíritu inocente que aún quedaba, y viendo nacer al alma vagante manchada de pena que vaga por este mundo hoy en día. Me dio dos besos, dos besos que al principio creí que eran soñados, pero que nunca he llegado a olvidar. Se despidió de todos nosotros, y yo disfruté de mi última oportunidad de decirle: "Te quiero", cosa que quise decírsela al oído, pero no me salieron las palabras. Esa tarde me emborraché tratando de olvidar mis penas, hasta pensé en el suicidio. Llené varias cajas de pañuelos de lágrimas, y hoy en día también las sigo llenando, pues ese 22 de junio aún no lo he olvidado. Sus palabras, sus gestos, sus besos; me son imposibles de olvidar porque eran demasiados bonitos como para desaparecer en el tiempo. Nunca me porté mal con ella, de lo único que soy culpable es de haberla querido demasiado, ese tipo de amor tan poderoso que es capaz de cambiar el mundo, y por eso es un delito.

Ese verano fue un tormento para mí. Mi recuerdo suyo no se borraba y eso me amargó el verano, y el resto de la vida. Mis amigos trataron de animarme, pero no podía hacerlo después de lo vivido. 2º de Bachillerato lo pasé de forma triste, pero con buenas notas, y siempre albergué la esperanza de que ella volviese a verme, pero eso no ocurrió. No volvió a mi instituto; día a día bajaba a mi clase de 1º de Bachillerato, me sentaba en mi asiento, miraba al escritorio del profesor, y me la imaginaba a ella; escribiendo, hablando conmigo, riéndose, poniendo faltas, corrigiendo exámenes. Más de una vez lloré, y no me avergüenzo de ello, pues llorar por amor es algo tan valiente como salvar a tu comandante de un explosivo mortal. Por fin terminé el Bachillerato y ese verano mejoró un poco la situación. Estuve los tres meses ocupado, viajé y empecé a buscar piso para la universidad; pero no conseguí olvidarme de ella. Cuando comencé el primer curso en la universidad comprobé (al igual que muchos de los usuarios de este foro), que la vida en la facultad o en la universidad es totalmente distinta. Un poco antes de empezar tuve el episodio del bar, en el que el segundo amor de mi vida me abandonaba sin darme tiempo a encajar dos fracasos psicológicos en menos de un año.
En la universidad descubrí un poco más la triste verdad que la licenciatura de Ciencias Económicas significó para mí: me enseñó a ser rico por fuera, y a morir y a estar vacío por dentro. Esos cinco años estuvieron jalonados de buenas y malas experiencias, conocí a chicas que solo se aprovecharon de mí; y a la vez conocí a algunas personas que me han ayudado mucho, y que siguen ayudándome. Durante mi estancia en la universidad escribí un libro (que junto a otro que escribí en Bachillerato me ayudó a terminar la carrera), que me sirvió para canalizar y liberar el dolor, pero nunca dejé de recordar a mi profesora.

Tras terminar hice un master y un doctorado, pero eso no me ha servido para nada. Trabajo duro, gano dinero, me relaciono con mucha gente, pero estoy vacío por dentro. Mi cerebro existe, pero mi alma ha muerto, murió el mismo día que murió mi padre; y mi corazón se lo llevó mi profesora. En resumen esta es mi vida hasta el momento. Ahora, con 28 años, una licenciatura, dos posgrados, un trabajo, bastante dinero y una casa grande ¿qué me queda? La respuesta es clara: NADA.
Tras mucho pensar me he dado cuenta de que mi fin es la muerte, y mi medio es el sufrimiento. Debí haber sido un judío en Auschwitz, un niño en las cruzadas, un liquidador en Chernobyl, un soldado en Stalingrado… Cualquier persona que en el pasado perdió en contra de su voluntad la vida que apreciaba, ese debí haber sido yo. En lugar de ello vivo una vida que no deseo, una vida de la que pronto quiero y deseo escapar.
Tras 11 años sin ella, mi querida profesora ya se habrá olvidado de todo. Hace 11 años acabaron los mensajes, las miradas, los ademanes, las conversaciones… Ella se fue llevándose lo mejor de mi vida que, según ella, comenzaba a florecer; pero que según yo, acababa de irse con ella. Se habrá olvidado de mis conversaciones con ella, en las que yo me abstraía completamente del tema de charla para centrarme en su voz, en sus labios, en sus ojos; se habrá olvidado de mis detalles; se habrá olvidado de mis regalos; se habrá olvidado de que fui el único que siempre la trató bien; se habrá olvidado de aquel despojo humano que era yo que día a día trataba de convencerla de que la vida me había traído un ángel con ella; se habrá olvidado de mis poesías, mis frases y mis rimas y composiciones; se habrá olvidado de mi actuación en la tele en la que menté su nombre sin motivo alguno, solo porque la quería con toda mi alma y quise que el mundo entero se enterara; se habrá olvidado de aquella foto nuestra que le regalé, en la que iba disuelto mi corazón, pues ahora estará Dios sabe donde, pero no con ella, pues sé que ella no me quería; se habrá olvidado de mí. Habrá olvidado todo recuerdo que le ataba a mi persona, lo que ahora la hará más feliz,

En fin, a lo largo de este relato he podido reflexionar un poco más sobre lo que soy y lo que es mi vida. Quizás no sea nadie, quizás no merezca vivir, quizás solo sea un mierda que no consiguió decirle dos palabras que hubiesen cambiado su mundo, a la mujer de su vida.
Por último, agradeceros la pesada lectura de mi historia. Sé que no ha sido fácil de leer, pero espero que os haya gustado y que no cometáis los mismos errores que yo, o acabaréis queriendo abrazar a la muerte. Recordad esto, por favor:
No hay muerte sino descanso de la vida, no hay metas si no retos, no hay peldaños sino escalones, no hay soldados sino guerreros, no hay calma sino inercia continua, no hay vida sino camino, no hay camino sino destino, no hay destino sino una obra que es nuestra propia vida, y en la que somos directores, productores y guionistas, pero sobre todo actores.
Dedicado a todos aquellos dulces corazones que tuvieron la infinita bondad de leer mis palabras, y con ello mi alma, y que contribuyeron a compartir mi experiencia y a aliviar mi dolor.
Dedicado a vosotros, a todos vosotros.

J
 
Antiguo 26-Apr-2011  
Usuario Novato
Avatar de tocotto
 
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Mensajes: 26
Hola, bueno no he leido toda tu historia, pero asi por encima, podrias resumir q fue lo q paso realmente? tuvisteis algun encuentro la profe y tu? esQ me pierdo :S y bueno, animo, qe seguro q vas a salir adelante, y el dia q menos lo esperes te enamorarás de alguien
 
Antiguo 26-Apr-2011  
Usuario Experto
Avatar de RMCF
 
Registrado el: 02-January-2010
Mensajes: 266
hay es na......vaya tela...ni cervantes
 
Antiguo 26-Apr-2011  
Ona
Usuario Novato
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Registrado el: 03-January-2011
Mensajes: 11
Leí tu historia y me he quedado un poco "sorprendida".

Ese amor marcó tu vida, o más bien, te quitó las ganas de vivirla.

Hay decisiones que marcan nuestro camino. Siempre nos queda la duda de "que hubiese sido de mi vida si...?".
Posiblemente cada día de nuestra vida tenga momentos que marcan nuestro futuro y ni tan siquiera le damos importancia.

Soy una romántica y creo en "medias naranjas" y "el amor de tu vida". Es posible que sientas que nunca más vas a querer a nadie como a esa profesora, y realmente es probable que sea así; sobretodo teniendo en cuenta como describes tu vida y el relato.

Sin embargo me gustaría decirte que a veces es necesario dejar el pasado y los recuerdos a un lado; para poder ver un futuro.
Te lo dice alguien que dejo escapar al que siempre ha considerado "el amor de su vida". Sin embargo, la vida sigue. Hay muchos peces en el mar y mucha gente dispuesta a demostrar que "amar" no es doloroso y "querer" no es sufrir.
Recordar es bonito, siempre que ese recuerdo no se convierta en una obsesión.

Dicen que todo en esta vida tiene un sentido. A veces con el tiempo nos damos cuenta que en realidad en la distancia y la añoranza, idealizamos a las personas hasta la saciedad.

Alguien una vez; cuando le dije que "nunca podría ser feliz si no estaba a su lado" me dijo que la felicidad no debe depender de nadie mas que se nosotros mismos.

Es una bonita historia para compartir; pero no debe ser la que diga que "has perdido las ganas de vivir", sino un capítulo más de tu vida.
Pasa página, cambia los personajes y recuérdala de vez en cuando con una sonrisa en los labios.

Suerte.
 
Antiguo 26-Apr-2011  
Usuario Experto
Avatar de Rebeca
 
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Me he leido el culebron, esperando una conclusion que pudiera
aportar algo positivo.
Pero despues de dejarme los ojos en la pantalla no entiendo,
como una persona joven, triunfadora, con salud y libre; dice que
no tiene nada.

Habla de Auschwitz, Stalingrado y Chernobil...
Que clase de persona escribe algo así?

Quién es tan poco inteligente para vivir en el pasado teniendo
medios para rehacer su vida?

Si no tienes aprecio a lo que tienes, dale tu puesto de trabajo a un
padre de familia en el paro que hay muchos.
Acoge en tu casa a una familia que ha perdido su casa por la hipotica.
Y vete de voluntario a una asociacion de ayuda a dogodependientes.

A ver si así te sientes mas feliz con la vida.
 
Antiguo 28-Apr-2011  
Usuario Experto
Avatar de Rigoletto
 
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¡ Joer, J ¡ me puedo creer que un imberbe de 15 años se pille por su profesora, pero lo que ya no es creíble es que haya marcado su vida, y a los 28 años no haya sido capaz de superar el trauma, cuando lo más normal sería, al recordarlo, reconocer “anda que no era gilipollas”

Dicen que “ Dios da pan a quien no tiene dientes “… eres un triunfador, no dudo que no te lo hayas currado, tienes juventud y una economía saneada que, para los tiempos que corren, es na.

Existen un montón de ofertas en la red de actividades orientadas a ese fenómeno emergente que son “los singles” y tú tienes la juventud y los medios para apuntarte a la más costosa que te permita relacionarte socialmente en vez de estar aquí narrando “20 poemas de amor y una canción desesperada”

Con todos los respetos, en mi opinión, aunque no creo en ellos, necesitarías ayuda de un profesional.
 
Antiguo 28-Apr-2011  
Usuario Experto
Avatar de luchanadj
 
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Cita:
Iniciado por Rebeca Ver Mensaje
Me he leido el culebron, esperando una conclusion que pudiera
aportar algo positivo.
Pero despues de dejarme los ojos en la pantalla no entiendo,
como una persona joven, triunfadora, con salud y libre; dice que
no tiene nada.

Habla de Auschwitz, Stalingrado y Chernobil...
Que clase de persona escribe algo así?

Quién es tan poco inteligente para vivir en el pasado teniendo
medios para rehacer su vida?

Si no tienes aprecio a lo que tienes, dale tu puesto de trabajo a un
padre de familia en el paro que hay muchos.
Acoge en tu casa a una familia que ha perdido su casa por la hipotica.
Y vete de voluntario a una asociacion de ayuda a dogodependientes.

A ver si así te sientes mas feliz con la vida.
Rebeca, tu eres una persona sumamente inteligente. Pero me duele que parafrasees a este chico de ésta manera. Por favor analiza tus palabras, tómate unos minutos para comprobar si son correctas. Eres, muy dura.
Mira yo también fui una víctima del bullying o acoso escolar. Afortunadamente, todo está superado, y en ese aspecto está todo olvidado. Pero no puedo dejar de comprender a este chico. Un buen consejo no es mandarle a una ONG, ni que ceda su puesto de trabajo. Lo que éste chico necesita es la ayuda de un buen psicólogo que le ayude a canalizar su vida. El, aun vive ahí. Eso no lo sabe nadie que no haya pasado por tan terrible situación. Es destruir toda tu adolescencia sometido a una presión feroz. Humillación tras humillación y día tras día.
Lo siento Rebeca, te aprecio mucho, pero en ésta ocasión, fueses tu u otro/a forero/a, no podía permanecer callado. Y para el chico mucho ánimo y no dejes de acudir a que te ayude un profesional. Lo necesitas para sacar esos demonios que aún te dominan.
 
Antiguo 28-Apr-2011  
Usuario Experto
Avatar de chicatruenos
 
Registrado el: 03-April-2010
Ubicación: Maracaibo,la tierra del Sol Amada
Mensajes: 5.392
Hace 11 años?!?!Eso no es amor,es obsesion.Pierdes de apreciar el mundo por una profesora...

 
Antiguo 28-Apr-2011  
usuario_borrado
Guest
 
Mensajes: n/a
Cita:
Iniciado por chicatruenos Ver Mensaje
Hace 11 años?!?!Eso no es amor,es obsesion.Pierdes de apreciar el mundo por una profesora...

iba a opinar lo mismo. tuviste un comienzo de adolescencia que desgraciadamente fue malo. eso siempre marca. ese ''amor'' fue lo que te evadio. de hecho ella te ayudaba segun comentas. creo que tu mente, inconscientemente, enlaza lo de tu padre, las palizas, tu profesora, su ayuda... todo junto a la vez, y eso hace que seas incapaz de pasar pagina, que cada vez que recuerdes el sentimiento de haber entrado en la adolescencia sin tu padre haga que te acuerdes de ella porque seguramente cuando se lo contaste, ella te apoyo; que cuando recuerdes esas palizas la recuerdes de nuevo por lo mismo, que cuando recuerdes los buenos momentos del instituto, la recuerdes tambien por su comprension, el buen rollo que os llevabais, un buen encaje por tu parte con tus compañeros y el buen rollo del que hablas. la asocias con todos los sentimientos de tu adolescencia, y que la recuerdes es bonito, pero abre los ojos porque te estas equivocando. tu mismo sigues pensando que es amor y convenciendote de ello. vas a estar toda la vida asi?
 
Antiguo 28-Apr-2011  
Usuario Experto
Avatar de chicatruenos
 
Registrado el: 03-April-2010
Ubicación: Maracaibo,la tierra del Sol Amada
Mensajes: 5.392
si malefica,eso es cierto...

tus necesidades afectivas las enfocaste hacia la profesora,lo que hizo que no pudieras apreciar lo demás en tu vida...y al no haber superado tu pasado no aprendiste a ver la parte buena de tu vida.Te pasan cosas buenas pero ves solamente las malas.Eso se llama visión tunel o Abstracción Selectiva.

Lo que dijo Lucha tambien es cierto,tienes que aprender a canalizar lo negativo porque ahora cuando pierdes algo como a una mujer,le das más importancia de la que tiene.Estás buscando el amor por fuera,cuando lo tienes que buscar en ti y en nadie más.

Saludos.
 
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Os cuento mi historia porque quiero deshaogarme...pero de felicidad. Enamorada de mi profesora... :( Trivial y mis primeros mil, que felicidad, que felicidad, que felicidad!!! Mi profesora ExProfesora


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