Foro de Amor > Foros de Temas de Amor > Foro General sobre Amor
 
 
 
Prev Mensaje Previo   Próximo Mensaje Next
Antiguo 05-Aug-2014  
Usuario Novato
 
Registrado el: 27-August-2013
Mensajes: 19
Agradecimientos recibidos: 5
Hola sobre estas lineas publico mi gran historia de amor, la he escrito tipo relato ya que me gusta mucho escribir y creo que de esa manera podreis entender mejor las cosas, espero os guste, es bastante larga por lo tanto la voy a ir subiendo por partes. Espero comentarios y gracias de antemano.

Como todas las mañanas me dirijo a la facultad, desde hace más de 3 años esta ha sido mi rutina diaria, como siempre antes de ir clase hago mi parada en aquel bar irlandés al que acudo siempre, y realmente no sé porque, bueno si lo sé, creo que es porque me siento muy bien acogida y también porque ahí es donde puedo practicar mi inglés, aunque realmente no lo practico mucho ya que casi siempre acaban hablando los propios clientes y los empleados el español conmigo. Conozco a Thomas el dueño del bar desde que era pequeña y siempre me ha caído muy bien, quizás es por eso por lo que siempre paso a saludarle por las mañanas. Thomas es el típico señor de unos 59 años irlandés, grueso de cuerpo y de altura media, con los ojos marrones y su pelo blanco canoso.
Esta mañana mientras desayunaba en el bar y ojeaba mis apuntes de psicología, eche un simple vistazo al bar, como siempre estaba los señores Green, ahí sentados en su mesa y discutiendo en su idioma sus tragedias familiares, en una esquina de la barra, estaba el señor Jonás un anciano británico leyendo el periódico y tomando su café americano de todas las mañanas, la señora Moore cotilleando con el señor Johnson…. Las mismas personas de todos los días, pero de repente observo a un señor al que no había visto nunca, tenía pinta de ser más mayor que yo, me imagino que rondaría los 40 años, alto y de pelo castaño y ojos azules, estaba sentado en la barra mirando su móvil, cuando se percató que yo le estaba observando entrecruzamos miradas pero yo en cuanto me di cuenta agache la cabeza, me daba vergüenza que me descubriera así.
Pasaban los días y siempre por las mañanas acaba encontrándomelo, no sé, era como de que repente también se había convertido en una rutina para él, el acudir a ese rincón irlandés. Siempre nos encontrábamos por los mañanas sentados en la misma barra pero a pocos metros de distancia, nos sonreíamos y ya está, era como nuestro saludo.
Una mañana mientras desayunaba y charlaba con Thomas, sobre los exámenes finales del cuatrimestre, observe como me miraba fijamente, yo obviamente después de darme cuenta me puse súper nerviosa y Thomas creo que también se dio cuenta porque de repente me dijo:
- ¿Oye te encuentras bien?, de repente te has quedado sin palabras
- Si Thomas no te preocupes, he tenido un lapsus mental.
- Un lapsus mental, no me hagas reír, que ya sabemos que es porque el señor Andrews te estaba mirando.
- Bobadas tuyas Thomas y baja la voz no vaya a enterarse. –Le dije yo intentado restar importancia al asunto.
- Yo creo que en fondo le caes bien, de hecho ayer por la mañana como no viniste por el bar porque tenías examen, me pregunto por ti.
- En serio, ¿pero qué es lo que te dijo?
- Pues me dijo, oye Thomas la chica esta que siempre viene con sus libros ¿no ha venido hoy, no?
- Jamás pensé que te hubiese preguntado por mí ¿Y cómo dices que se llama?
- Se llama Andrews, es irlandés como yo, tiene unos 40 años y lleva en España como unos 2 meses, según dice la señora Moore que ya sabes que es muy cotilla, es un hombre bastante conocido en su país, se ha mudado aquí por cuestiones de trabajo, pero ya no te puedo decir más de su vida porque es lo único que sé.
- Pues ya sabes tú más de su vida que yo.- Me eche a reír con Thomas y me despedí de él, me tenía que ir a la universidad.
Después de eso mientras caminaba a la universidad no paraba de pensar en Andrews, en el fondo me gustaba que me mirase, además era un hombre tan guapo que no podía pasar desapercibido, siempre con su ropa elegante, sus pantalones chino negros, sus mocasines marrones y sus jerséis o camisas formales y corbatas, me encantaba como era, algo en el fondo me hacía sentirme atraída por él, pero claro pensaba como este señor va a fijarse en alguien tan insignificante como yo, una chica de barrio, mucho más joven que él. Yo tengo 25 años, apenas estoy empezando a vivir, como va fijarse en mí, el que seguro que debe de tener mil de mujeres a su alrededor, es imposible, me repetía una y otra vez en mi cabeza.
Al día siguiente cuando acudí al bar iba tan atareada porque tenía examen dentro de dos horas, que sin querer tropecé al entrar y se me cayeron al suelo todos mis apuntes, la persona con la que había tropezado inmediatamente se agacho al suelo para ayudarme a recoger mis libros, y entonces fue cuando vi que aquel hombre era Andrews, me dio un vuelco al corazón, jamás pensé que sería el:
- Por lo que veo, hoy tienes más prisa que de costumbre. –Me dijo Andrews, en un perfecto español.
- Si disculpa, estoy bastante estresada, hoy tengo un examen dentro de dos horas y no puedo llegar tarde. – Le dije yo.
- Sabes que me solía decir mi padre, que las prisas y los nervios no sirven para nada, además estoy seguro que tú eres una chica bastante preparada y que seguro que vas a aprobar.
- Muchas gracias. – Le dije yo.
- Mucha suerte y mañana nos vemos como siempre.
Entonces vi a Andrews alejarse mientras caminaba hacia su coche mirándome con una sonrisa, yo estaba tan nerviosa que sentía que se me salía el corazón y no sabía porque.
Durante el fin de semana no paraba de pensar en Andrews, era un hombre tan misterioso que me encantaba imaginarme como seria su vida, a veces me lo imaginaba viviendo en un piso solo, era el típico hombre soltero sin cargas familiares, dedicado por completo a su trabajo, vivía solo y tenía un gran coche, otras veces me lo imaginaba como el típico hombre soltero que no quiere comprometerse con nadie, porque un día esta con un chica y al otro día con otra, el clásico mujeriego. Y por último me lo imaginaba casado, con hijos y con una mujer esperándolo todos los días en su casa al volver del trabajo. En el fondo quería pensar que estaba soltero y que vivía sumido en su trabajo.
Empecé la semana, con bastante energía, hay quienes dicen que los lunes son los peores días de la semana, para mí son los mejores, después de un fin de semana de descanso toca volver a la rutina diaria con ganas.
Al entrar al bar salude a Thomas como siempre y me senté en mi sitio preferido de la barra, entonces me di cuenta de que Andrews aún no había llegado, intente olvidarme de él, apartarlo de mi cabeza, pero me di cuenta que el desayuno de por las mañanas se había convertido en el momento más importante de mi día a día, y que solo quería que llegase el día siguiente para volverlo a ver, aunque fuesen esos 15 o 20 minutos diarios.
Pero ese día ocurrió algo que se salía fuera de lo normal, observe como cada mañana a Andrews entrar en el bar, pero en vez de sentarse en su sitio de siempre, se sentó en el taburete que estaba al lado mía.
- ¡¡Hola Buenos días!!
- Buenos días- Conteste yo.
- ¿Qué tal tu examen?
- Bien, bastante bien, fue fácil.
- Ya sabía yo que lo harías bien, ya te dije que eres una chica bastante preparada. ¿Ya solo te quedan unos meses para acabar la carrera no?
- Si, ¿pero cómo sabes tú eso?

Andrews se echó a reír.

- Te escucho hablar con Thomas todas las mañanas y aunque a veces intento evitarlo, ya sabes que habla tan fuerte que es imposible, poder evitar oírle.

Empecé a reírme tenía razón, Thomas era el típico irlandés que en vez de hablar parecía que gritase y claro normal que hubiese escuchado todo.
- Es cierto, debo de estar tan acostumbrada, que ya lo veo como algo normal su tono de voz.
¿Y tú vives cerca de aquí?

Andrews se quedó muy serio mirándome, sonrió y bebió un sorbo de su café.

Yo sentí que había metido la pata, quizás esa pregunta era demasiado directa y le había incomodado.

- A decir verdad vivo por la zona centro, pero me encanta este bar, tiene algo que me recuerda mucho a mi país sabes, es por eso por lo que vengo. ¿Y tú, porque motivo desayunas todos los días aquí?
- Porque a mí también me gusta mucho la cultura de tu país, y es una forma de poder disfrutar de ella, hablar vuestro idioma.

- Pero si te observo cada mañana y nunca hablas nuestro idioma.

Me eche a reír, tenía toda la razón, pero como iba a hablar inglés, si todos los que estaban allí acaban hablándome español.

- ¿Y tú vives por esta zona?- Me pregunto Andrews.
- Si vivo a unas calles de aquí.
- ¿Y nunca has traído a este sitio a tus amigos o a tu familia?
- Alguna vez he venido con mis padres, pero de eso hace ya mucho. Mi padre y Thomas siempre acababan discutiendo por el futbol y desde hace mucho que dejaron de venir.
Andrews miro, su reloj.
- Bueno me tengo que ir, que si no llegare tarde a trabajar- Me dijo Andrews.
- Si yo también me tengo que ir, que te vaya bien el día.
- Igualmente.- Contesto el

A partir de ese momento, todas las mañanas nos sentábamos juntos en la barra y nos poníamos a hablar, siempre hablábamos de mis estudios, él me contaba cómo le iba en el trabajo, sus proyectos, sus metas profesionales, la cultura de su país. Pero seguía teniendo la sensación de que apenas conocía a Andrews. Poco a poco empecé a desarrollar un sentimiento cada día más fuerte por él, y me daba miedo de ilusionarme porque no quería enamorarme de él.
Una mañana mientras estaba sentada en la barra observe que entraba Andrews y cuando pensé que se sentaría a mi lado como de costumbre para desayunar juntos, vi que entraba con una chica, más o menos de su edad, morena, bastante alta por cierto y muy guapa. Se sentaron juntos al otro lado de la barra, yo salude a Andrews desde el otro lado, y observe como el me miro y me ignoro por completo. En ese momento me sentí estúpida, ridícula y decepcionada a la vez, porque me di cuenta de que Andrews no era el mismo conmigo cuando había gente de su entorno delante, ¿pero quién sería esa chica? ¿Quizás su novia? ¿Alguna amiga? O ¿Alguna compañera del trabajo?, me sentía tan mal que me fui deprisa del bar, observe como Andrews me miraba de reojo, mientras me despedía de Thomas.
Después de eso, me di cuenta de que tenía que olvidarme de él, que me estaba haciendo mucho daño a mí misma, y que lo mejor sería dejar de ir unos días por el bar.
Pasado ese tiempo y encontrándome sumergida en mis últimos días de exámenes, quede en verme por la mañana en la biblioteca con Marcos un compañero de la Facultad, quedamos en vernos en la puerta de mi casa. Cuando nos encontramos Marcos me propuso desayunar primero y coger fuerzas antes de ponernos a estudiar, yo acepte, pero jamás imagine que me llevaría a desayunar a mi rincón irlandés.
Cuando entramos Marcos se fue a saludar Thomas, parece que ya se conocían de antes.
Yo estaba súper nerviosa, desde el fatídico día en el que Andrews iba con esa chica tan guapa y me ignoro al saludarle jamás había vuelto a entrar, Thomas me miro muy serio y me dijo:
- Sara, tu y yo tenemos que hablar un día de estos.
- Vale. –Conteste yo.
Marcos me pregunto qué porque me había dicho eso, le dije que Thomas era demasiado intrigante a veces, pero que no sería nada malo, querría saber cómo me va con los estudios.
Entonces mientras Marcos y yo desayunábamos y íbamos haciendo un guion de todo lo que nos teníamos que repasar en la biblioteca aquella mañana, entro Andrews al bar, yo le vi de reojo, pero estaba tan enfadada por su desplante de la otra vez, que no estaba dispuesta ni a saludarle siquiera. Me di cuenta que mientras Marcos y yo charlábamos él nos miraba de reojo, hasta que se levantó y se marchó sin haberse terminado de tomar su café.
Terminamos de desayunar y nos fuimos. En el fondo me sentía tan mal, no sabía que le había pasado a Andrews conmigo y me sentía culpable de haberle ignorado, pero yo no había buscado esa situación.
Pasaron varias semanas y Andrews no volvió a aparecer por el bar, yo estaba tan preocupada que le pregunte a Thomas por él.
- Oye Thomas, sabes que le ha pasado a Andrews, que hace mucho que no viene por el bar.
- Pues no lo sé, lo que si se, es que llevo días queriéndote preguntar, si entre tú y él ha habido algo.
- No entiendo Thomas a que viene esa pregunta, sabes perfectamente que solo le conozco de verle aquí en el bar.
- Yo te pregunto, porque el día que te fuiste corriendo, cuando le viste con aquella chica, los días siguientes que no viniste, el me pregunto por ti, si yo sabía porque no venias por el bar.
- Así que te pregunto por mí, me dejas más sorprendida todavía.
Bueno Thomas me tengo que ir. Nos vemos mañana.
Cada vez entendía menos la situación, ¿porque Andrews me ignoro? ¿Y luego porque se interesó por mí, preguntándole a Thomas? Intente olvidarme de él, pero me era imposible, me sentía tan culpable, y no sabía porque.
Los próximos días, me mentalice de que si le volvía a ver por el bar, tenía que ignorarle por completo, de esa manera, las cosas se enfriarían y yo podría volver a hacer mi vida como antes, sin preocupaciones de este tipo, porque sentía muy dentro de mí, que estaba enamorada de él.
Una mañana mientras desayunaba le vi entrar en el bar, hacía más de tres semanas que no nos cruzábamos, estaba algo cambiado se había cortado el pelo, le vi más guapo de que costumbre. Y entonces él se acercó a mí:
- Podemos hablar un momento a solas por favor. – Me pregunto.
- No veo de que. – Le conteste yo
- Es importante lo que te quiero decir, te sientas conmigo en aquella mesa apartada de la barra.

Sin dirigirle la palabra me levante y le seguí hasta donde quería que habláramos.

- Muy bien ya estamos sentados, que es eso tan importante que me quieres decir.
- Veras, yo quería pedirte disculpas por haberte ignorado aquella mañana, si no te hable fue porque…
Yo le interrumpí
- No tienes que darme explicaciones, está claro, estabas con aquella chica y no querías que ella supiera que nos conocíamos.
- No, no se trata de eso, aquella chica era periodista y me estaba haciendo una entrevista sobre mi labor en mi empresa y mi vida social. Como comprenderás, cuanta menos información tenga de mi vida personal, amigos, familia,…. Es mejor.
- Discúlpame jamás pensé que podía tratarse de una periodista.
Me sentí tan estúpida, nunca me hubiese imaginado que esa chica era una periodista, y yo pensando cosas feas de Andrews.
- No te preocupes está olvidado. ¿Y quién pensabas que era?
- Pues tu novia, o alguna compañera del trabajo.
- Que va no tengo novia. En cambio tu sí creo que tienes novio ¿no?, lo digo por el chico con el que estabas el otro día.
- No, Marcos es solo un compañero de la facultad y habíamos quedado para estudiar juntos.
Entonces Andrews se puso muy serio y me miró fijamente.
- Sabes una cosa, nunca dejó de sorprenderme contigo, eres todo un misterio para mí, nunca logro descubrir realmente quien hay detrás de esa chica, de pelo castaño y ojos grandes.
Yo me quede atónita por esa frase, ¿a qué venia?, no supe que responderle.
- En el fondo creo que tienes una coraza, y que no demuestras realmente tus sentimientos a los demás por el que dirán.
Yo intente restar importancia al asunto, diciendo una ocurrencia de las mías.
- Que me vas a hacer un psicoanálisis, te recuerdo que la estudiante de psicología soy yo.

Andrews se echó a reír, y me miraba con una gran sonrisa.

- Espero que olvidemos todo y que volvamos a ser amigos.- Me dijo él.
- Claro que sí, todo olvidado. – Conteste yo.
Y entonces los dos nos dimos las manos, mientras nos mirábamos a los ojos y sonreíamos.
Me di cuenta entonces de que Thomas me estaba llamando desde el otro lado de la barra, y me levante y me dirigí hacia él.
- Oye Sara, te puedo pedir un favor.- Me dijo Thomas.
- Si claro, dime de que se trata.
- Veras el bar está perdiendo mucha clientela por las noches, ya no es lo mismo que era antes, y he pensado que como tu cantas muy bien, podrías venir algunos días y animar el ambiente.
- No sé Thomas, hace mucho que no lo hago, además nunca he cantado en un bar. No sé si voy a ser capaz.
- Claro que eres capaz, además pienso pagarte muy bien,
- No es por el dinero y lo sabes, es porque pueda hacerlo mal, y en vez de animar la noche, empeore la situación.
- Estoy seguro de que lo vas hacer muy bien, además acuérdate en las fiestas del barrio, siempre que cantabas tú, arrasabas con tu voz. Por favor dime que sí.
Me quede un rato en silencio y pensando, y decidí ayudarle. Total la clientela de ese bar, eran todos gente mayor y de mediana edad, sería fácil que se lo pasaran bien.

- Está bien, pero solo porque eres tú. Pero por favor que no se vaya a enterar Andrews.
Thomas me dio un abrazo enorme y me dio las gracias.
Llego el fin de semana, sábado, y era mi gran noche, estaba súper nerviosa, el bar estaba más lleno que de costumbre, Thomas se había encargado de decirle a todo el mundo que esa noche yo cantaba. Mientras me maquillaba dentro del baño del bar, me repetía a mí misma que todo saldría bien, había traído mi guitarra, mis últimas canciones escritas, y sobre todo las ganas y la ilusión que me provocan cantar estaban conmigo.
Cuando salí del baño, Thomas me pregunto si estaba preparada le dije que sí, y me deseo mucha suerte.
El subió al escenario e hizo mi presentación, tenía la sensación de que me estaba tratando como una estrella, y me dio por pensar incluso en dedicarme a la música, al ver la fuerte acogida que tuve al subir al escenario.
Cuando estaba ahí sentada con mi guitarra, observe a todo el público asistente, eran muchas caras conocidas, en una esquina la señora Moore, probablemente habría venido para luego dedicarse a cotillear sobre mis canciones, los señores Green, el señor Jonás, vecinos del barrio……., me sentía como en casa, así que cogí mi guitarra y empecé a cantar, observe como todos me miraban con una gran sonrisa y mecían sus cuerpos al son de la melodía de mis canciones y mi guitarra. De repente mientras cantaba y observaba a cada uno de los asistentes, descubrí a Andrews en una esquina de la barra sentado, me quede atónita y me puse muy nerviosa, pero que hacia el ahí, si solo iba por las mañanas a desayunar, como se había enterado que yo cantaba esa noche, si le dije a Thomas que no dijera nada.
Andrews me observaba muy sonriente y yo intente no mirarle, de ser así tenía la sensación de que iba a perder el hilo de la canción.
Cante varias canciones lentas, y luego para finalizar la velada me levante y comenzar a bailar y a cantar una canción mucho más ritmosa, que hizo levantarse a todos los asistentes y bailar conmigo a la vez . Cuando termine mi actuación, solo escuchaba aplausos, yo no podía dejar de mirar a Andrews, que se había colocada al principio del escenario y me miraba fijamente.


CONTINUARÁ...
 
 

Temas Similares
Mi historia de amor No hay historia de amor, hay amores que marcan tu historia. Mi historia de amor. Mi historia de amor.. que ya es historia Amor con sabor a Shushi. Historia de amor entre un Español y una Japonesa


La franja horaria es GMT +1. Ahora son las 21:25.
Patrocinado por amorik.com