Parece que los prejuicios sexuales que tienes por formación religiosa, o deformación, te impiden escuchar razones y argumentos.
Yace en ti una enorme necesidad de castigo, de escarmiento, "porque has pecao y te lo mereces" por portarte "mal".
Si tu novio dice que todo está bien y eso no le importa, entonces insistes e insistirás hasta obtener la reprimenda o juicio sumario que irracionalmente necesitas para purgar tus supuestas conductas "sucias".
Creo que no estás apta por el momento para una relación en la que además hay diferencias morales según que antecedentes íntimos.
Aún si él te rechazara, no te estaría rechazando a ti, sino una serie de conjeturas dominantes de acuerdo a una serie de prejuicios obscenamente moralistas.
Pero son la dimensión de todos esos prejuicios sexuales propios los que te hacen repudiar a ti misma, a tu cuerpo y placer, y tus experiencias íntimas pasadas y quieres, por fuerza de insistir, que él sea el pretexto que los justifique y valide.
Puesto que no veo la más mínima posibilidad de apertura mental sobre el tema de la libertad y derecho al goce sexual y corporal en ti, toda aportación, razonamiento y argumento respecto al tema de tu hilo será echado en saco roto.
Y dado que lo que realmente quieres es el repudio, rechazo y desaprobación de él que para efectos moralistas ahora representa la pureza y el bien obrar en tu escala de tabúes disfrazados de valores, puedes quedarte tranquila que eventualmente lo obtendrás, sea por hartazgo o, peor todavía, seo por la vía de tu terca y necia insistencia obsesiva que alimente o provoque los peores prejuicios sexuales que tu novio pueda tener en relación al sexo y las mujeres a estas alturas de la historia humana.
Quiero pensar que el sentido de la purga es conducirnos a la redención y al perdón y, por lo tanto, al amor y, quizá entonces y solo entonces, una vez que ames y aceptes tu cuerpo y tu persona, estés lista y preparada para una relación plena, satisfactoria y placentera, libre y amorosa.
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