Vamos a ver, eso de que perdonar una infidelidad está peor visto que cometerla es completamente falso. Lo que yo opino que quien perdona una infidelidad reiterada, si piensa que por el hecho de perdonar a la persona infiel esta va a dejar de serlo, es un infeliz o ingenuo de campeonato, porque su instinto es el de ser infiel y con más motivo si la persona con quien está cometiendo la infidelidad le gusta más que su cónyuge o su cónyuge le gusta poco o nada
Sea como fuere, lo cierto es que, cuando alguien casado o emparejado formalmente comete una infidelidad, o bien no tiene bastante con una sola persona, es decir, que para él la monogamia no forma parte de la naturaleza humana, o bien su cónyuge no le atrae físicamente mucho, o bien sí le atrae físicamente a tope pero otra persona con menor atractivo físico le aporta sexualmente bastante más que su cónyuge, como parece ser el caso que nos ocupa
Quiere esto decir que en no pocas ocasiones dos personas se casan siendo unos completos desconocidos, es decir, no saben realmente cual es el pensamiento de su cónyuge ni su instinto. Por supuesto que la persona con quien nos casemos nos tiene que atraer físicamente lo suficiente, ya es el primer paso hacia olvidar a las demás personas y tener bastante con ella. Pero como ya añadí anteriormente, las infidelidades no siempre se producen por causa del físico. Por ejemplo, cuando hay incompatibilidad de gustos sexuales. Si un hombre casado tiene ciertos gustos sexuales respecto a posturas o prácticas y su mujer, aunque le atraiga físicamente a tope y la considere la más guapa del mundo, se niega a ellas, ahí ya hay peligro de infidelidad, en especial si conociera a otra mujer no tan guapa ni atractiva pero que es sexualmente mucho más "liberada"
En definitiva, para que un matrimonio permanezca unido sin infidelidades, no basta con el gusto físico, sino también es requisito la compatibilidad de caracteres y por supuesto de gustos y opiniones respecto al sexo
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