Una de las máximas para ser feliz es aprender a valorarnos como somos.
Desde luego siempre los habrá mejores que nosotros, pero también peores.
Y sin duda lo que más contagia a valorar a una persona en esta vida es la asertividad, no un cuerpo "10".
No digo que todos los cuerpos agraciados sean vanidosos (hombres o mujeres), pero todos nos hemos topado con aquellos y aquellas que por sentirse agraciados han despreciado a mucha gente, por considerarlos "inferiores".
Ni que decir tiene que los inferiores son ellos y, válgame este dicho de una rumba popular antigua "Más bonitas son las rosas y viene el tiempo y las marchita"...