Habia una vez un anciano campesino que tenia un viejo caballo para cultivar sus campos.
Un dia, el caballo escapó hacia las montañas. Cuando los vecinos del labrador vinieron a decirle la mala suerte que tenia por perder el caballo, él les replicó: ¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Una semana después el caballo volvió trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces sus vecinos vinieron a felicitar al labrador por la buena suerte que tenía y éste les respondio: ¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Cuando el hijo del campesino intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, se cayó y se rompió una pierna.
Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el viejo campesino, quien se limitó a decir: ¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Unas semanas más tarde, el ejército del país entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones físicas...
Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Habia sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe?
La historia continúa muy triste porque todos los jóvenes del pueblo perecieron en la guerra, mas el hijo del anciano lo acompañó hasta sus últimos dias...
Todo lo que a primera vista parece contratiempo puede ser un disfráz del bien... Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañino o innecesario para nuestra evolución... ¿Quién sabe?
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