En tu misma situación estoy yo amigo.
Ha pasado año y medio desde que me dejó, y no hay día que no recuerde su sonrisa, su inocencia, su espontaneidad, su alegría, su forma de ser, y todo aquello que conseguía que me sintiera plenamente feliz... pero me dejó, y todo se acabó. Ahora hay días que la odio, días que la extraño, y de una forma u otra siempre pienso en ella.
Hace unos meses se cruzó en mi camino otra persona, aún más divertida, más risueña, más buena, más comprensiva, más luchadora, y sin embargo no estoy enamorado de ella. El amor no se controla (ojalá). Aún así desde el principio siempre le conté mi situación y como me sentía, ella lo entendió perfectamente (aunque cada vez que se lo digo amenaza con darme collejas), así que le dije claramente que no se preocupara por mí, y que siguiera conociendo gente, que se lo merece. Es lo que creo que deberías hacer.
Y sobre nosotros, pues espero que algún día se cruce otra persona que nos haga sentir igual o mejor de lo que nos sentíamos, y lo que es más importante, que no se vaya nunca.
|