A mí no deja de sorprenderme que la gente se escandalice porque un Papa esté en contra de la homosexualidad o el aborto. ¿Acaso esperaban que eso fuera diferente? El Papa es el representante de una institución con unos valores muy claros y definidos, que no destacan precisamente por la libertad y la evolución (aunque algunos se sorprenderían si leyeran el Concilio Vaticano II, lástima que por desgracia Juan Pablo II se preocupó de reconducir la situación), y a la que nadie está obligado a inscribirse. Al menos este Papa sí ha reconocido estar a favor del uso del preservativo.
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