Yo no he tenido ese problema porque nunca estuve en un bar gay masculino. Si anduve bastante tiempo (había mucha movida artístico-cultural) en un bar abierto aunque regenteado y frecuentado por muchas lesbianas.
Comenzaron a mirarme feo cuando se dieron cuenta que nos llevábamos muy bien con una chica bi.
Nunca tuve un problema directo, sólo que nunca me llegaba el turno en las lecturas de poesía... Porque ahí te anotabas y fuera a la 1 o las 4, podías leer lo que se antojara.
Y claro si lo que leías gustaba, siempre alguna se acerca a hacerte un comentario... y como he comprobado casi la mitad de las chicas que andan con otra chica, son bi. Así, o más o menos.
Finalmente la chica que comenté al principio rompió con la que era su pareja, en parte gracias a la ayuda que me dieron las amigas de ella (de su pareja), porque al putearme tanto, pero tanto, ellá se indignó y se puso de mi parte.
Tuvimo una historia muy linda durante dos años, dos hermosos años. Luego... una aspereza no podía ser limada... aunque ambos pusimos empeño... Padecía de celos enfermizos, aunque nunca le dí motivos para ello. Un día sin tener claro todavía como y porqué, la invité a tomar algo en un lugar muy tranquilo. Le conté cuanto la quería, pero que había empezado a quererla con sufrimiento. Era dolorosamente cierto. Como en todas las historias lindas estábamos más enganchados de lo que al menos yo, podía suponer; lo dejamos un tiempo y luego reincidimos... y luego otra vez más... y aún otra... cuesta mucho dejar de amar cuando se amó con todas las vísceras.
Voy a dejarlo porque no sé como continuar... algunas vísceras la extrañan todavía. Tal vez la extrañen siempre.
|