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Bueno, muchos estáis al corriente, para los que no, haré un breve resumen.
Hace un año más o menos, conocí a una mujer a través de una amiga en común.
No iba con demasiadas expectativas, dado que en el rango de mi edad, me costaba bastante encontrar a alguna mujer que reuniese los mínimos que pedía para una potencial relación.
Al final todo fue muy distinto a como esperaba, pero para bien.
A nivel global todo ha fluido de forma muy natural. Ella ha sabido respetar mi espacio desde el principio, y ha dejado que fuese yo quien, poco a poco, fuese marcando el ritmo al que avanzaban las cosas. Sin agobios, sin demandas, y sin el clásico "¿Qué somos?"
Los primeros meses de relación, íbamos alternando y en algunas ocasiones pasábamos el finde en su casa, otros en la mía, y otros pues, debido a planes y circunstancias, pues cada uno en su sitio.
El caso es que, de forma gradual, fue aumentando el número de días que dormíamos juntos, indiferentemente del lugar donde pasásemos la noche. Y al final, a los fines de semana, se fueron sumando algunos días de diario.
Hasta aquí todo bien. Todo ha sido gradual y deseado por ambos.
El tema es el siguiente. A comienzos del curso escolar, tuvo que cambiar de centro a otro situado en un pueblo cerca de la capital. Como los alquileres están imposibles, pues al final, en lugar de un piso, tuvo que alquilar una habitación a precio de oro, donde además, no se encuentra cómoda al tener que cohabitar con otras personas. Si a eso le sumamos que yo ya no puedo quedarme allí a pasar la noche, el resultado es que ella está pasando una cantidad considerable de tiempo en mi casa porque se encuentra más cómoda.
Ella es bastante desastre respecto al orden, pero bueno, al final es algo en lo que he terminado cediendo, dado que, bajo mi criterio, sus otras virtudes superan con creces a sus "pequeños" defectos.
Ella no me ha dicho nada ni me ha sugerido nada, porque sabe que soy muy celoso de mi espacio. Sin embargo, me he planteado la posibilidad de decirle que se venga a vivir a mi casa, compartir gastos y probar a ver que tal.
Por un lado pienso que estaría bien. Salvo por algunos detalles, encajamos y creo que la convivencia sería buena. Pero por el otro, si al final las cosas se tuercen, una posible ruptura sería mucho más complicada si está viviendo en mi casa. Además, no es lo mismo que se quede a dormir, o pase tiempo aquí, sabiendo que ella tiene su sitio, al hecho de vivir permanentemente aquí conmigo.
Pues ese es mi dilema. ¿Le propongo que se venga a vivir a mi casa o dejo las cosas como están?
Como siempre, gracias por leerme y tomaros la molestia de responder.
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