Estaba yo recién divorciada cuando vino uno de mis hermanos a verme a mi casa y se quedó un día entero.
Claro, nadie del barrio sabía que él era mi hermano...
Cuando se marchó, yo le despedí con un abrazo y besos, y él también estuvo muy cariñoso, pues me fijo y estaban casi todos los vecinos en las puertas o en las ventanas, mirando.
Ay!! Mi honor estaba mancillado, y yo no entendía nada, mi hermano ya que se iba, vuelve y me dice:
-Niña, tienes a los vecinos alucinando, porque se piensan que soy un amante.
O sea, que sin hacer nada, quedé marcada.