El problema es que, en general, hay mucha gente que se considera especial desde un punto de vista moral. Piensa, inconsistentemente, que le está permitido actuar en formas que están prohibidas a los demás, o que sus intereses son más importantes que los del otro.
Siempre hay limitaciones racionales a lo que se puede hacer. En la medida en que vivimos en una sociedad, nos conviene hacer acuerdos con otras personas, para beneficio mutuo. Si hay una serie de reglas que en general conviene seguir, es porque los intereses son susceptibles de entrar en conflicto, y lo ideal es contar con que la gente actuará con vistas a ellas. En circunstancias normales, interesa que se cumplan las promesas, que no se mienta, etc. Siempre habrá quien haga la trampa, obviamente. Pero bueno, que cada uno contribuya al ideal que estime.
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