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Yo estuve en el lado de tu mujer. Tenía un marido maravilloso, una relación de 15 años, dos niños pequeños, y me sentía feliz. Quería a mí familia. Hasta que conocí a alguien que me hizo sentir "las mariposas" de nuevo. Y como tú mujer, caí en ello. Pero no es tan frío como lo describes. Yo me sentía culpable, en dilema constante, pase de una vida feliz y tranquila a una tormenta emocional, de dudas y sin saber cómo salir de la situación. A mí marido le quería, y aún así, no sabía cómo decir "No" a esa sensación tan placentera que es enamorarse. Fui egoísta, cobarde, y en el pecado fue la penitencia creeme. Las personas no somos blancas ni negras. No somos seres de luz que nunca nos equivocaremos ni seres malvados que actuamos con frialdad y sin sentimientos. En mi caso, fui afortunada. Mi marido fue capaz no sólo de perdonarme sino de ayudarme a ser una mejor persona. Aunque al principio fue duro, fuimos capaces de reconectar de nuevo, de una forma distinta a como era antes, sin la idealización del principio.Y he de decir que soy más feliz que nunca con el. Y que aunque le fui infiel en el pasado ya no volvería a serlo. Los errores nos ayudan a crecer, equivocarse en un momento de tu vida no significa que siempre volveras a hacerlo, porque la vida cambia, las personas cambiamos. El ejemplo de mi marido, su madurez y amor me han hecho darme cuenta de lo que de verdad importa. Y le amo realmente. Sólo quería compartir contigo otra experiencia distinta, porque las situaciones tienen muchos matices y nadie está en el corazón de nadie para juzgar a la ligera lo que hay en su interior.
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