Lo único que está haciendo el Papa es aceptar una realidad que está ahí, incluso entre sus propios fieles, y que sabe que decir otra cosa es sólo ponerse una venda en los ojos.
Hay muchos católicos, pero católicos fervientes y practicantes, que se casaron totalmente convencidos de que era para toda la vida y luego han acabado separados. Son el tipo de personas que luego no tendrán otra pareja en la vida, a menos que muera la primera, porque moralmente se siguen considerando casados; pero lo que sí se acaba es la convivencia. El Papa está haciendo lo que hace la RAE al admitir nuevas palabras: actuar simplemente de notario, tomando nota de esa realidad.
El hablar de luchar por la relación es muy bonito, pero lo cierto es que muchas veces no hay que valga, y no queda otra solución que cortar por lo sano; o eso, o lo que se hacía hace unas décadas: seguir juntos de cara a la galería y por no dar qué hablar a los vecinos, pero en un matrimonio que está absolutamente muerto.
|