Dificultades para conocer personas y consolidar relaciones

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Durante los casi 13 años de relación con la madre de mi hijo dejé prácticamente de ser yo mismo. Eso se notó mucho en la actividad que me apasiona desde hace 25 años, el montañismo. Prácticamente dejé de hacerlo. Me concentré totalmente en mi familia, en el trabajo, en sostener esa estructura. Era lo que "debía ser" de acuerdo a la formación que había recibido durante toda mi vida (una educación católica muy rígida y conservadora).

La separación significó la liberación de una situación que llegó a ser infernal, pero surgieron nuevos problemas. Comencé a encontrar muchas trabas para poder reordenar mi vida de la manera que pretendía.

Finalmente, no hace mucho tiempo, comprendí que había llegado a un momento de mi vida en que se ponía en cuestión todo el sistema de creencias que había sostenido siempre, y que gran parte de esas creencias ya se habían vuelto obsoletas, no me servían más para la vida.

Después de la separación tuve que re-aprender a vivir solo, tuve que luchar por conservar y mejorar el vínculo con mi hijo, y recuperé mi pasión por lo que siempre me gustó hacer y que tiene mucho que ver con mi equilibrio. Subir grandes montañas (vivo en el centro de Argentina, en una zona de sierras no muy altas, pero a menos de 300 km. de los gigantes de la Cordillera de los Andes). Que no es sólo una actividad física. Forma parte de mi equilibrio psicológico y espiritual, me pone en contacto con algo mucho más grande.

Correr distancias largas fue siempre mi entrenamiento para después ir a la montaña, y cuando me separé comencé a entrenar con un grupo. Empecé a correr carreras, especialmente de trail, lo que me dio una nueva forma de acercarme y estar en la montaña. Además, en el grupo de entrenamiento encontré nuevos amigos con intereses y formas de vida en común. Ese grupo se transformó en mi principal vinculación social, y de hecho, a las dos chicas con las que me involucré las conocí en el grupo. Pero no entré al grupo por eso, sino para practicar actividades que siempre me hicieron bien.

Dado que la relación con la madre de mi hijo durante muchos años fue muy complicada (tanto que en los últimos tiempos llegó a resentir mi salud física), hace tiempo que voy a terapia. Comencé con una psicóloga lacaniana que era muy empática y tenía mucho sentido común, pero unos meses después de separarme sentí que el enfoque tenía limitaciones en la situación que estaba atravesando y cambié a un psicólogo conductual.

No estoy totalmente disconforme con él, pero siento que tampoco alcanza. Por eso ahora estoy abierto a enfoques que antes no sólo miraba con escepticismo, sino con rechazo directo. Como las terapias alternativas.

Mi vida anterior y mi sistema de creencias están destruidos, sólo permanecieron en pie dos o tres cosas que resultaban esenciales, como mi pasión por las montañas y algunos valores míos fundamentales. Por lo demás, estoy en un proceso de búsqueda, que reconozco que muchas veces es a tientas, por prueba y error.

Expongo cómo me siento porque necesito ser escuchado y comprendido, sí, y también porque me interesa aprender de lo que me digan otros y de su experiencia. Pero también quiero cambiar, tengo una necesidad muy grande de cambio, porque hace tiempo ya que siento que mi vida es dura e insatisfactoria. Me encuentro con resistencias y muchas incertidumbres, muchas veces mi misma mente me juega en contra, pero aún así hago mi mejor esfuerzo por cambiar.