Foro de Amor > Foros de Temas de Amor > Foro General sobre Amor
 
 
 
Prev Mensaje Previo   Próximo Mensaje Next
Antiguo 20-Dec-2011  
Juancho Flor
Guest
 
Mensajes: n/a
Carta anónima a un Amor secreto

Hoy es un día otoñal. Amaneció frío y con llovizna. Es un día melancólico. Llevo en mi corazón unas sensaciones que me invaden. Se amontonan y afloran todas juntas, desordenadas e incontenibles.

Quiero escribir esta historia. No puedo seguir manteniendo este secreto sin, al menos, volcarlo en un papel. Esta historia es tuya y mía. Es nuestra historia secreta.

Quizás el mundo está lleno de estas historias secretas compartidas sólo por los amantes, los enamorados, los que han experimentado esta sensación que supera todo lo que hemos conocido, hablado, escuchado.

Esta es nuestra historia. La escribo para ti, mi amor secreto.


El Juego

Todo comenzó como un juego. Un juego peligroso pero atrapante. Con unas reglas iniciales que luego fueron cambiando. Día a día cambiaban y el juego se tornaba más y más peligroso. A la vez, la pasión nos fue invadiendo y la dejamos correr. El juego se convirtió en algo vertiginoso, veloz. Ya no podía frenarse.
Y un día dejó de ser un juego.


El conocimiento

Comenzamos a conocernos. Hablábamos, nos medíamos, medíamos cuánto avanzaba el otro, cuánto se abría, hasta dónde llegaba.

Nuevamente, no pudimos frenarlo. Nos dijimos todo. Nos contamos nuestros secretos más íntimos, aquellos que habíamos guardado en nuestro corazón y que nos dañaban. Otros que ya creíamos olvidados.


El afecto

Sin darnos cuenta, comenzamos a sentir afecto. A ocuparnos el uno del otro. A interesarnos por todo lo que al otro le sucedía. A escucharnos, a aconsejarnos, a comprender el dolor del otro, los problemas del otro.

El afecto también fue creciendo. Nos dimos cuenta de que ya no podíamos detenerlo. Era cada día más agradable, más profundo, más sincero.


La pasión

Desde el primer día, cuando todo era sólo un juego, la pasión nos enloqueció. Nos encegueció. Nos impulsó en ese juego de llamas, de hermoso ardor, de éxtasis.

Nos creímos que la pasión era lo que motivaba todo. Quisimos creer que la pasión pasaría, como pasan las tormentas, los torbellinos, los tornados. Quisimos creer que sería pasajero, que luego perderíamos ese fuego interior.

Pero eso nunca sucedió. El fuego fue cada día más fuerte. El fuego se convirtió en un incendio en nuestros cuerpos que ya nunca pudimos apagar. Todo lo que quisimos creer no sucedió.


El amor

Y finalmente, tuvimos que aceptar que nos amábamos. Durante mucho tiempo, cuando fue un juego, cuando nos fuimos conociendo, cuando comenzamos a aceptar nuestro afecto, estuvimos escondiendo, tanto en nuestro interior como frente al otro, que nos amábamos.
Quisimos creer que la pasión era sólo eso. Quisimos creer que sólo nos sentíamos afecto. Quisimos creer que el fuego era sólo pasajero. Pero un día reconocimos que en nosotros había amor. Un amor especial, extraño, oculto, secreto, silencioso. Comenzamos a amarnos sin decírnoslo. Y otro día, nos dijimos que nos amábamos.

Cómo puedo explicar mi amor hacia ti? No lo se. Son mil y ninguna palabra. Yo también intenté engañarme. Quise creer que sólo quería protegerte, que quería ayudarte a que descubrieses tu vida, que quería quitarte esa pena eterna en tu mirada, esa impotencia frente a una vida que te superaba.

Intenté engañarme de mil formas. Utilicé toda mi inteligencia para armar esquemas que finalmente se derrumbaron para dejar ver lo que había en mi corazón: un amor profundo, sincero, enorme, incontenible, imparable. Un amor desconocido, nuevo, extraño.




Apareciste en mi vida de un modo casual. Yo no te busqué, tú no me buscaste. Simplemente un día aparecimos en nuestras vidas.

Cuando te vi por primera vez, algo dentro mío me dijo que eras especial. Nunca escuché a los otros, los que pretendían decirme quién eras, los que pretendían convencerme de que tú no eras nadie, que no valías, que no valía la pena fijarse en ti.

Los otros no hicieron más que convencerme de que estaban preocupados. Que sin saberlo ellos, querían alejarme de ti. Sentían, siempre sin saberlo, esa magia que tú tienes y que ellos nunca se atrevieron a aceptar. Los otros, con su oculta y disimulada envidia, con su resentimiento, sin saberlo pretendieron separarnos aunque nunca supiesen que tú y yo ya nos amábamos

Y tú, misteriosa, triste y alegre a la vez, cansada de sufrir, casi aceptando una vida triste que nunca cambiaría, llegaste a mí.

¿Me permites que escriba mil hojas que hablen de ti? ¿Serías capaz de leerlas todas? Podrás leer cada palabra que escribo sobre ti, desde mi corazón?


Tu sonrisa

Es lo que siempre permanece en mi mente, en mi memoria, en mi corazón. Esa sonrisa espontánea, fresca, natural, contagiosa, sencilla.


Tus ojos

Y sus miles de formas y mensajes. Me estudias con los ojos. Me recitas poemas de amor con tus ojos. Me miras desde el infinito cuando hacemos el amor y tú explotas de placer, gozo y amor. Tus ojos me seducen con una mirada que me enciende en un segundo. Tus ojos ocultan lágrimas de tus penas misteriosas, de tus tristezas ocultas.


Tus labios

Me atrapan. Los miro y los miro. Los beso miles de veces. Siento el calor de tus labios en mi boca. Siento tus labios quemando todo mi cuerpo, recorriéndolo hasta el éxtasis.


Tu piel

Recorrería infinitos caminos deslizando mis dedos y mi boca por cada milímetro de tu piel. Pasaría horas, días, noches, tocándote, acariciándote, descubriendo tu suave piel.


Tu cuerpo

Intenté engañarme con tu cuerpo. Quise creer que sólo me atraía tu cuerpo, tu juventud, la belleza de cada una de tus formas, la perfección de tu cuerpo, lo exacto que era tu cuerpo respecto de mi ideal de cuerpo femenino. Pero una vez más, no me pude engañar. En tu cuerpo estás tú. En cada parte de tu cuerpo, que deseo, que toco, que invado, que disfruto, estás tú, tu alma, tu amor, tu pasión, tu deseo, tu belleza, tu sonrisa, tu misterio, tu timidez, tus miedos.

Amo a tu cuerpo tanto como te amo a ti. Amo cada movimiento que haces. Amo cuando tu cuerpo me pertenece, cuando entro en tu cuerpo y me fundo dentro tuyo. Amo tus explosiones de gozo y placer. Amo cuando tu cuerpo tiembla porque ya los músculos no pueden continuar pero tu deseo sí. Amo tu cuerpo cuando lo escondes, cuando crees que no es hermoso. Y respeto con cariño que lo hagas. Y no me importa. No necesito verlo. Lo amo en silencio, en secreto.


Tu respeto

Me respetas tanto, respetas tanto mi vida que no puedo más que abrirme por entero a ti. Has cuidado todos los detalles.

Jamás pasaste ni intentaste sobrepasar las barreras que puse, mis propias limitaciones. Me has respetado silenciosamente siempre. Tu respeto no hizo más que lograr que mi amor y mi propio respeto hacia ti fueran totales.


Tus lágrimas

Tu dolor. Tu historia. Tu sufrimiento. Tu angustia. Todo lo que te apena despierta en mí un deseo de protegerte siempre. De cuidar que nada te lastime. De ser siempre tu protector, de protegerte siempre con mi amor, con mi alegría, con mi entusiasmo, con mi fuerza, con mi propio cuerpo.

Quisiera que nunca sufrieras, que nunca hubieses sufrido. Quisiera hacer desaparecer todo lo que te entristece, todo lo que se interpone en tu camino. Ya se que no me dejarás hacerlo, se que no es mi tarea. Pero tienes todo mi amor. Tienes mi fuerza inagotable. Tienes mi experiencia. Mi alegría.

Cada vez que lo necesites, podrás beber de esta fuente inagotable de amor que te mantendrá fuerte ante cada adversidad.


Ayer

Ayer estuvimos solos, tú y yo. Sabíamos que sería difícil. Sabíamos que podía ser una despedida. Estuvimos tensos, nos fue difícil lograr nuestra intimidad. Pero una vez más, a pesar de todos los inconvenientes, fuimos tú y yo sólo uno.

Ayer nos amamos durante horas. Ayer descubrimos que el gozo, el placer, el deseo, la pasión, el amor físico pueden ser interminables. Que no hay límites para ello. Que todo, todo lo que tú y yo sentimos el uno por el otro, se condensó en esas horas de amor volcánico.

Por primera vez, ayer, lloraste frente a mí. Fue un llanto incontenible. Profundo. Desgarrador. Debo confesarte que yo lloré contigo. Sólo que mi orgullo no me permitió hacerlo libremente. Pero quiero que sepas que ayer lloré tanto como tú, aunque en silencio. También quiero que sepas que en este momento, mientras escribo estas líneas, estoy llorando. Pero no te preocupes, amada mía. Es un llanto hermoso. Es el llanto de quien recuerda momentos inolvidables.

Por primera vez, ayer, no supe qué decirte. Toda mi sabiduría no sirvió de nada. No supe qué contestarte, cómo apaciguar tu angustia, cómo convencerte de que esto no terminaría.

Tu llanto desgarrador fue también el llanto de tu corazón. Fue un resumen de tu amor hacia mí. Aunque tú no lo creas, ese llanto fue también algo hermoso como lo es nuestro amor.


Hoy

Aquí estoy hoy, escribiendo cuidadosamente cada palabra, cada frase, mientras siento que aunque este día es frío, mi corazón está tibio. Siento la tibieza de mi amor y del tuyo. Miro y apenas veo esta llovizna que cubre a la ciudad y disfruto de su hermosura, porque a través de nuestra historia secreta todo lo que veo es hermoso.

Hoy te sigo amando en secreto. No importa qué sucedió. No importa qué sucederá. Sólo estoy siendo honesto conmigo y contigo. Este amor es nuestro.

Hoy cierro los ojos y veo tu sonrisa de siempre. Veo cómo me amas, cómo me cuidas, cómo deseas mi bien, mi felicidad. Te veo atendiéndome, como siempre. Te veo buscando ese instante en el que puedas darme un pequeño bocado de tu cariño, de tu bondad.
Hoy, como siempre, juego a esa pequeña travesura que inventé, desde que descubrí mi amor por ti: es el juego de encontrar un momento pequeño en el día, cerrar los ojos y dedicar ese momento a recordarte. A sentirte. A amarte en silencio. Cuando lo hago, se me escapa una pequeña sonrisa. Es para ti.

Hoy, como siempre, me digo que esto no puede ser verdad. Que esto no debería ser verdad. Me pregunto cómo el mundo puede funcionar sin conocer esto que tú y yo vivimos. ¿Es que nadie se da cuenta de cuánto se puede amar a alguien? Me pregunto cómo nunca imaginé que esto podría suceder. Pero no me interesan las respuestas. Lo que sucede entre tú y yo, amada mía, no tiene preguntas; no requiere respuestas; no requiere explicaciones. Simplemente sucede.

¿Y mañana? No lo se. No me importa. Sólo haber vivido lo que viví contigo hasta este momento es suficiente para mí. Esto sobrepasa al tiempo. Si mi vida terminase en este instante, ahora mismo, sería con una sonrisa, por haber tenido la dicha de amarte y ser amado por ti.

Amor mío, te dejo en paz. Puedes hacer de tu vida lo que desees. Puedes seguir amándome en secreto. Puedes dejarme y continuar con tu nueva vida. Tú y yo sabemos que tu vida no será lo que fue. Será tuya sola, será como tú lo desees. Con los tiempos que tú determines, irás recorriendo exactamente el camino que tú desees.

Tú decidirás qué harás mañana. Nada debes preguntarme a mí. Yo nada tengo que preguntarte a ti. Deseo que sepas, que tu corazón sepa, que yo siempre estaré a tu lado, de la forma que tú lo determines. Cualquiera sea tu decisión, yo siempre estaré contigo sonriéndote y amándote. Lejos o cerca, pero siempre, siempre amándote.

Unas palabras finales, amada mía. Aunque tú nunca me lo permites, quiero agradecerte. Te estoy eternamente agradecido por haberte entregado a mí. Le agradezco a Dios el que lo hayas hecho. Me has dado la felicidad, en este corto tiempo, que nada en la vida me dio.
Con profundo amor, Tu amante secreto


Nota
Esta carta fue hallada en una calle de una gran ciudad. Nunca se supo quién la escribió ni a quién fue dirigida. Tampoco se sabe cómo terminó esta historia.
 
 

Temas Similares
un amor secreto Secreto de Amor AMOR SECRETO(fin de la historia) amor secreto Necesito una voz anonima, estoy desesperado.


La franja horaria es GMT +1. Ahora son las 12:24.
Patrocinado por amorik.com