Usuario Intermedio
Registrado el: 07-October-2006
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Buenas, esta historia esta dividida en dos (El titan y La victoria del titan) que trata del tema del que va el foro claro esta :wink: . Aqui los dejo, son escritos mios y me gustaria saber alguna que otra opinion. Gracias.
El titan
Y lo avistó acercándose de nuevo. Aquel titán que se le acercaba le traía recuerdos de sus otros enfrentamientos, de sus anteriores peleas con el, y sus consecutivas derrotas. Nunca había podido con el, mas, ¿Por qué lo había liberado de nuevo? Dormido en el fondo del alma el titán parecía menos temible, incluso el vagabundo llego a creer que podía derrotarle, por esa misma razón lo despertó.
Mientras estaba abriendo la jaula que encerraba al monstruo le cruzaban por la cabeza estos pensamientos:
“¿Por qué esta vez va a ser diferente?
Y justo desde el momento en que encajo la llave en la cerradura, incluso antes de llegar a abrir la jaula de la aberración, ya se estaba arrepintiendo de su decisión. Todavía no estaba preparado para combatir al titán, todavía no, incluso dudaba de que lo estuviera algún día.
Todo esto lo pensaba mientras veía que el titán se acercaba, consciente de que era inútil hacerle frente o intentar huir; solo le quedaba aguantar, esperar, e intentar calmar el dolor que el titán le producía con la ayuda de “ellos dos”.Tendría que esperar a que el titán se cansase y se durmieses para poder enjaularlo de nuevo, haciéndose a la idea de que no debía volver a abrirlo. Y mientras sufría que fácil veía “esa” solución, todo acabaría, por fin descansaría…
Termino, pensado que debería haber seguido siendo un cobarde, que yo debería haber seguido siendo un cobarde…
La victoria del titan
La abominación se encontraba delante mía, con su risa característica provocada por la victoria; de nuevo escuchándola, una vez mas…
El vagabundo se encontraba tirado enfrente del gigante, sufriendo, esperando a quien nunca le dejaba solo, a quien nunca le abandonaría, no sabiendo discernir si su compañía era una maldición o una bendición.
La única forma de librarse de esta compañía era liberando de nuevo al titán, pero, ¿para que? Demasiadas veces había sucumbido bajo la fuerza de este como para tener ganas de intentarlo una vez más; no, no volvería a intentarlo, ¿Por qué tendría que ser diferente?
Además, la aberración aun no estaba dormida, tardaría tiempo en dejarle en paz, en volveré a dormir en el fondo de su alma, demasiado tiempo…; sufriendo el vagabundo por los últimos, que no breves, y mas fuertes coletazos de vida del titán.
No, cada vez estaba mas seguro de que no volvería a intentar abatir al gigante, era demasiado fuerte para el. Pero tampoco quería enfrentarse a bestias menores, su ¿honor? se lo impedía, él solo quería acabar con el titán; pero esta vez, aunque los dos se abatieron con más furia que nunca, el gigante demostró tener mas fuerza que el, otra vez…
Siguiendo el hombre moribundo con su monologo interior, se preguntaba porque creía que esta vez hubiera podido vencer. Y por fin encontró la respuesta, había vuelto a engañarse a si mismo, había vuelto a sobreestimarse.
Ya tenia todas las respuestas que necesitaba, no volvería a enfrentarse con le titán nunca mas, soñar que le vencía era suficiente.
Y allí me encontraba mientras pensaba todas estas cosas, mientras el titán seguía vapuleándome hasta la saciedad, sin acostumbrarme al dolor que me producía.
Ahora tocaba lo más doloroso, intentar olvidar…
“Para no ver la realidad, dime pa’ que, pa’ que vivir, pa’ que sentir, pa’ que soñar…”
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