El ejemplo es la relación que hay entre los protagonistas de las series JAG y Castle: te das cuenta de que sienten algo uno por el otro, pero por la razón que sea, ninguno de ellos llega nunca a dar el primer paso, y la cosa queda así: en teoría son sólo compañeros de trabajo y amigos, hay un sentimiento mayor subyacente, pero nunca pasan de ahí.
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