Eso más bien depende de la persona en cuestión y su carácter. Y pasa tanto en hombres como mujeres. Hay quienes se quedan peleando hasta que se hunde el barco, y otros u otras que al primer rasguño han cogido las maletas y han huido en el bote salvavidas.
Quizás en menor medida, también depende de la relación que lleven, que ni tengan ganas de salvarla ni estén de ánimos para ello simplemente porque hayan perdido el interés o la motivación o los sentimientos se hayan enfriado.
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