Cita:
Iniciado por Diazepam
El sexo en sí mismo no fomenta el amor, más bien sería lo contrario: el amor fomenta el sexo. [/I]
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Suelo estar de acuerdo contigo pero ahora me quedo a cuadros con lo que me cuentas, pero que me estas diciendo hombre, el amor fomenta al sexo? ¡¡meec error!! de percepción es una ilusión eso que me cuentas, en todo caso, la atracción fomenta el sexo-el sexo superficial crea placer, el sexo con confianza y amistad complicidad crea amor. que yo para amar a alguien primero tengo que acostarme varias veces.
Cita:
Iniciado por Diazepam
En todo caso la historia de Sand me recuerda poderosamente a esta vieja fábula.
Era una tarde muy soleada y calurosa. Una zorra, que había estado cazando todo el día, estaba muy sedienta.
“Cómo me gustaría encontrar agua”, pensó la zorra.
En ese momento vió un racimo de uvas grandes y jugosas colgando muy alto de una parra. Las uvas parecían maduras y llenas de zumo.
“¡Oh, oh!” dijo la zorra mientras la boca se le hacía agua. “ El zumo dulce de uva sacia my sed!”.
La zorra se puso de puntillas y se estiró todo lo alto que pudo, pero las uvas estaban fuera de su alcance.
No queriendo abandonar, la zorra tomó impuso para alcanzar las uvas. Fue inutil, no pudo alcanzar las uvas.
La zorra saltó y brincó una y otra vez pero no pudo alcanzar las uvas en ninguna ocasión. Al final la zorra estaba más sedienta y cansada que nunca.
“¡Qué tonta soy!” dijo la zorra con rabia. “Las uvas están verdes y no se pueden comer. De todas maneras, ¿para qué las querría?.
Y así se marchó la zorra.
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bonita fabula, yo te dejo una historia por aquí que me concuerda mas por la crudeza que tiene... y es lo que pasa.
He oído que…
Un hombre detuvo su automóvil en la profundidad del bosque y empezó a mostrarse muy cariñoso con la mujer que estaba sentada a su lado.
Pero la mujer le dijo:
“Para. En realidad no sabes quién soy. Soy una prostituta, y mi precio son cincuenta dólares”.
El hombre le dio cincuenta dólares a la mujer e hizo el amor con ella. Cuando acabó se quedó sentado en silencio al volante sin moverse.
La mujer preguntó:
“¿Bueno, y ahora a qué esperas? Se está haciendo tarde y quiero regresar a casa”.
Y el hombre dijo:
“Lo siendo, pero tengo que decírtelo. Soy taxista… y la tarifa de regreso son cincuenta dólares”.
Esto es lo que ocurre en tus relaciones amorosas: unos son prostitutas y otros taxistas.
Es un negocio, es esto por aquello. Es un conflicto continuo. Es por eso que las parejas se pelean continuamente.
No pueden separarse el uno del otro; aunque sigan peleándose no se pueden separar.
De hecho ese es el motivo por el que se pelean: para que ninguno se separe.
No pueden sentirse cómodos porque si se sienten cómodos estarán perdidos y el otro explotará aún más: esa es toda su base.
Una vez que te das cuenta entiendes toda la miseria del matrimonio.
Uno se pregunta por qué la gente no se separa si no es feliz con el otro.
¡No se pueden separar!
No pueden vivir juntos ni tampoco separados.
De hecho, la misma idea de la separación crea el conflicto.
Se mutilan el uno al otro para que el otro no pueda escapar, aunque él o ella quieran escaparse.
Cargan al otro con tales responsabilidades, tales moralidades, que aunque sea el otro el que se separe, él o ella se sentirá culpable; le dolerá en su propia consciencia, le escocerá y sentirá que ha hecho algo malo.
Y juntos, lo único que hacen es pelear. Juntos, lo único que hacen es regatear el precio.
Texto del gran Osho, por si alguno quiere leerle.