Si te dejas hacer si claro, quiero decir, que tal vez para algunas cosas la madurez signifique la claudicación en algunos aspectos, como el enamorarse de forma "tonta", me refiero de forma cándida. Por ejemplo eso, no volverá jamás, porque la experiencia te hace no patinar tanto con la "neurona".
Ahora bien, si eres una persona activa, no renunciarás a otro tipo de emociones que, por ser maduro, sean más asequibles que para un crío. Cosas que a los 19 te parecerían ridículas y que en cambio a los 40 te resultan gratificantes.
Pero no hay que dejar nunca de moverse, esa es la clave. Nada de apoltronarse en casa frente al televisor o el ordenador.
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