5 años de relación, 29 años, y tercero en discordia...

Iniciado por Gemmatussi

P.D.: cuando vuelvas a estar cañon y tengas currelo, enviale un mail con tu foto actual de cuerpo entero y dale las gracias por haberte dejado xDDD asi que se fastidie un buen rato.

Iniciado por spooky82

bueno, no soy mucho de restregar... al menos, no a la gente que ha significado tanto para mi. A ver, no te negaré que pagaría por ver su cara al darle al play del video que subiré a Youtube de un servidor tirándose de un avión a 4000 metros de altura con 20 kg menos..

Iniciado por spooky82

Pero, ¿y ahora?
Yo tengo meridianamente claro que voy a estar viviendo en Madrid dentro de cuatro meses. A pesar de que, a cojones, todo lo que se y conozco de Madrid, lleva su nombre tallado en piedra...
Pero superar eso no es difícil
Pero, ¿y ella? ¿Cómo me coloco yo con respecto a ella ahora?

Iniciado por spooky82

Por eso es jodido. Porque, o me cae del cielo un ángel, o voy a estar en un stand-by sentimental cuatro meses más, por lo menos. Y si hay que estar, se está... pero... ya sabéis como sigue...

Iniciado por spooky82

Gracias a todos por vuestras respuestas

Ya han pasado dos meses desde la ruptura. He tomado distancia, y he mantendido un estricto contacto 0, y tan estricto que no tengo ni idea, dos meses después, de si está con ese chico o no, y eso que tenemos un montón de amistades comunes. Mejor así, supongo.

Durante este tiempo me dediqué a madurar la situación, y a intentar ver más allá de la ruptura. Por aquí casi todos sois unánimes al decir que su motivo fue una excusa. Y puede que lo haya sido, no os quitaré razón. Pero, excusa o no, es cierto que mi vida estaba yendo cada día más cuesta abajo mientras estaba con ella. Me había convertido en un completo dependiente, y todo el atractivo que tenía cuando había empezado con ella y en los primeros años de la relación, se había esfumado completamente. Me miraba al espejo y no veía a alguien que tuviese nada que aportarle a nadie. Me había quedado sin ilusiones de ningún tipo, y ya ni siquiera la cercanía de irme a vivir con ella me hacía esbozar media sonrisa. No era una persona triste, porque nunca lo fui. Pero lo mejor que tenía antes de empezar con ella, que era tener una desbordante ilusión por todo, lo había perdido. Ya no me hacía ilusión acabar la carrera, trabajar, el deporte, jugar, o incluso, ella misma. Ya no tenía sueños, ni ninguna esperanza concreta que me hiciese moverme. Estaba completamente oxidado, inmóvil.

Y no se si ella me habrá dejado por todo eso, que ella resumió con suficiencia diciendo que "era un vago"... o porque se quería trincar al otro. El hecho es que el otro tiene, precisamente, las características que de mi, ahora, le molestaban. Síndrome GIGS, que le llaman por los anglosajones. Grass is greener on the other side. Pues eso.

Hace dos meses pesaba 105 kg. Desaliñado total, física, emocional, y mentalmente. Imaginaos la típica estampa de gordo informático friki, y me veréis ahí. Me pasaba el día encerrado en casa, en el ordenador, en foros absurdos, el Menéame, Youtube, y chorradas semejantes. Mi twitter tenía 900 updates al mes de media, y en casi todos ellos intentaba sobrarme para demostrar lo mucho que, aún a pesar de todo, molaba... Léase: ¿autoestima? ¿qué coño es eso?

Hoy, solo dos meses después, peso 90 kg, estoy en casa 9 horas al día, las justas para dormir y tres o cuatro cosas más. Llevo dos meses haciendo no menos de dos horas al día de gimnasio, y los fines de semana se triplican las cantidades. Me encanta. Me he convertido en un adicto a la adrenalina... Si hace tres meses alguien me sugiere que en estas fechas estaría haciendo puenting, paracaidismo, mtb y parapente, le habría recomendado un orfidal y una buena cama para pasar la mona.

Y la verdad es que no, no cambié tanto. Yo, antes, era así. Fue mientras estuve con ella cuando cambié tanto, y tan para mal. No, no la culpo a ella, ni de coña. Pero digamos que ahora, en realidad, estoy volviendo a ser el que era. Ese tío absolutamente apasionado por todo lo que hace. Ilusión, pasión y ambición eran las cosas que más me gustaban de mi hace cuatro años, y era lo que había dejado de tener. Por esas cosas se enamoró mi chica de mi, y es un hecho que, cuando faltaron... joder, es que ya no era yo...

Hace pocos días fue cuando me di cuenta de que había vuelto a ser yo. Hablando con un amigo sobre mi más inmediatos planes laborales y sentimentales, y volviendo a hacerlo con la fuerza que antes era capaz de transmitir, este chico me interrumpió, y me dijo, literalmente: "Eres un cabrón con suerte. Tu en tu **** vida vas a ser infeliz. Tienes una capacidad absolutamente tremenda para ilusionarte con toda cosa o persona que se cruce en tu vida. Podrás estar una temporada mal, pero en cuanto lo ves, sales de ahí enseguida, porque sacas ilusión hasta de las piedras".

Y sinceramente. Se me llenan los dedos de orgullo al escribir que... no le puedo quitar razón

¿Y ahora qué? Pues sigo llorando por ella. Menos, mucho menos, aunque quizá más amargamente. Porque la sigo queriendo con locura. Pero en cuanto quiero dejar de llorar, soy capaz de hacerlo. Y uno de los motivos por los que soy capaz de hacerlo es que estoy absolutamente convencido (y de verdad que lo estoy, no es que me lo esté intentando creer), de que, evolucionando las cosas como hasta ahora están evolucionando, la realidad de esta ruptura podría cambiar radicalmente en cualquier momento, si yo quisiera.

O no, naturalmente. Pero, ahora mismo, yo ya tengo cartas sobre la mesa. Y antes, simplemente... no las tenía. Si quisiera entrarle al juego, no tenía con qué hacerlo. Y ahora mismo, no se cuantas cartas tendrá ella... pero yo tengo una baraja entera.

Pero yo, por mucho que aún la quiera... ya no se si querría que cambiase esta realidad No porque me haya fallado, porque no puedo culpar a alguien de fallarme, si yo llevaba no menos de dos años fallándome a mi mismo, y eso es mucho más grave. Porque al fallarme a mi mismo, inherentemente, estaba fallándole a ella. Sino porque, ahora mismo, veo que estoy creciendo personalmente más de lo que lo había hecho nunca, y el dolor moderado, perfectamente asumible, es un buen revulsivo para seguir creciendo. Estoy seguro de que, de volver a estar con ella, seguiría con mi crecimiento personal, pero muy probablemente de una forma más pausada. Y ahora mismo, me importo más "yo" que "ella y yo". Supongo que la madurez absoluta es llegar al punto de ser capaz de crecer a velocidad de vértigo, aún teniendo todos los aspectos de tu vida con suficiente estabilidad. Lamentablemente, yo creo que aún no llegué a ese punto

Crisis es cambio. Y si el cambio es hacia delante, se llama evolución. Es el tiempo de soltar el lastre, tomar distancia, ver que hacemos bien, y que podemos mejorar, darnos cuenta de lo que es importante, y de lo que no lo es tanto, y crecer. Y así es como se crece. A base de hostias. Es lo que hay.