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Todo comenzó aquel día cuando le vi por primera vez en aquel banquete. Nada más verle los ojos se me iluminaron y mi corazón empezó a latir. Era guapísimo y parecía tener quince años menos, con su pelo largo y castaño, y esos ojos profundos y oscuros. Me lo presentaron, y en ese momento fui la niña más feliz de la tierra. Era mirarle y no poder conmigo misma de la ilusión que tenía, y sí, fue amor a primera vista, pero ese amor con el paso del tiempo se convirtió en una obsesión.
Al principio era muy ingenua, y tenía todas las esperanzas del mundo, pero con el tiempo me fui dando cuenta que lo nuestro era imposible.
Yo se que le gustaba, por su forma de mirar. A veces una mirada vale más que mil palabras. Además con el tiempo fue cambiando, era muy raro, a veces me ignoraba y otras veces era majísimo conmigo, no traba así al resto de los mortales.
Pero un día las chispas surgieron, me acuerdo que entré en su camerino, para saludarle. Estábamos solos, cuando no sé que pasó que nos besamos. En ese momento vi las estrellas, fue el beso más mágico y especial de mi vida. En seguida paró y se disculpó, y al cabo de unos días me enteré que tenía mujer y un futuro hijo. Lo que pude llorar por él. Noches enteras me pasaba pensando en él, me atormentaba aquello. No quería vivir, a veces deseaba morirme, o escapar de este mundo. La de lágrimas que pude derramar por él.
Lo peor era que yo se que el me quería más que a ninguna. Era un amor limpio, puro, como el de una niña inocente y virgen. Era todo un caballero y jamás querría nada con una menor, pero él también me quería.
Tardé dos años en poder olvidarle del todo, y aún ni si quiera se si lo he hecho, porque ya no le veo, huyo de él, pero sin embargo las heridas siguen en mi corazón, y aunque por fuera se van curando, en el fondo aun están curándose.
[Antología de "Historias de amor por una lolita"] La autora, Epicura.
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