Creo que todos los humanos, en el fondo de nuestro ser, estamos esperando (que no buscando) a que llegue el amor de nuestra vida, por el camino conocemos gente que seguramente merece la pena y no lo valoramos ¿porque?...porque no cumplen nuestras espectativas y no le damos oportunidad.
Yo soy así, sólo me fijo en los hombres que me gustan físicamente, con cuerpos escandalosos y caras bonitas y claro, después de rascar la capa exterior te encuentras con lo esperado....sin valores...promiscuos....vanidosos, etc., por lo que sólo suelo utilizarlos para que me den un poco de cariño en un momento puntual, como hacen ellos. Dificil de explicar y bastante superficial...pero es así.
Hasta que sin darme cuenta me fijo en alguien, que para mi, había pasado desapercibido (me parecía un poco gilip....) hasta que él (después de mucho tiempo coincidiendo) se presenta, hablamos, le conozco un poco y me cae genial. Después de varios fines de semana coincidiendo y con muy buen rollo consigue despertar mi interés.
Le empiezo a hacer caso y a "abrirle la puerta" para conocernos mejor, no se lo pongo fácil, pero sí lo insinúo y ZAS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ resulta que es el más estirado, engreído y creído que he conocido.
No os pregunto que le pasa ni nada parecido porque lo sé. Simplemente dejar un testimonio del por qué algunas mujeres llegamos a tener un comportamiento como el mío con los hombres, y que piensen lo que pone en el título de post.
Como aclaración diré que mis mejores amigos son hombres y, confesado por ellos mismos, siempre piensan en acostarse conmigo pero se reprimen porque les compensa más tener mi amistad.
Ahí queda eso....