La verdad es que me va bastante bien, diría yo que de maravilla.
Siempre que viajo a Cuba con un par de dólares (y euros también), bolsas de dulces y otro tanto de toallas íntimas femeninas para regalar a uno se le trata como Rey sin corona y sin reino pero con generoso harem.
Lo mismo me pasa en las zonas circundantes a las fronteras de los paises de Europa del este.
Y en el Caribe centroamericano y la región de Indonesia me han recomendado y hablado maravillas varios colegas de la oficina que son "viajeros frecuentes".
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