Hoy me he levantado con ganas de escribir. Imagino que debido al día plomizo que amaneció sobre Madrid y que, al tiempo que quita las ganas de salir, estimula la imaginación para divagar sobre bobadas, como es a menudo mi caso. Así que aquí va un segundo hilo, casi a continuación del anterior que acabo de dejar sobre los embates del deseo. Este será más ligero, no os preocupéis
El caso es que dándole vueltas a la absurda y famosa ley tan en boga estos días del llamado "sí es sí", me andaba yo preguntando qué era lo que más decíamos a lo largo del día: "¿sí o no?"
En el caso de las mujeres, parece claro que la balanza se inclina más por el NO. De hecho, en algunas ocasiones lo suyo es un abuso total y absoluto del NO
Bromas aparte, considero que, por regla general, venimos a emplear más el "no" que el "sí". Así, por ejemplo, lo primero que decimos (o al menos pensamos) cuando nos despierta cada mañana el estridente sonido del despertador es un rotundo NO de fastidio, posiblemente alargada la vocal en un agónico ¡NOOOOOOOO! cuando el sueño del que nos expulsó fuera especialmente placentero.
Cuando estamos cabreados también solemos tirar a menudo del NO: "
Es que NO le aguanto". O: "
NO estoy para nadie". O: "
NO se os ocurra pasarme ninguna llamada"
También sobresale el NO en aquellos casos en que nos plantean una cuestión que parece escapar a nuestro control: "
Dame tiempo para que lo mire, porque NO tengo ni idea".
O cuando uno anda perdido en medio de la selva birmana: "
NO siento las piernas"
En fin, que creo que el NO prevalece en este mundo sobre el SÍ... Ahora bien, tal vez me equivoque, aunque NO lo creo