TÚ (aun te quiero)

paco130396

La primera vez que te vi, la verdad, jámas me interesaste.

Cuando te vi, tú eras una compañera cualquiera, una niña con gustos algo raros que comparterías con tu mejor amiga, una amiga que serías del montón; eso eras para mí, nada más eso.
Cruzabas el salón, saludabas y estabas sentada en cualquier banca, durante todo el día, reírias de cosas de adolecentes con tu grupo de amigas. Te irías a tu casa como cualquier otro día de clases; así como lo eras para mí.....otra chica.

Pasaron los días, luego los meses y un año.

Cruzabamos miradas y nos saludabamos, pero nada más que eso. Compartiamos trabajos y a veces proyectos, pero solo eso. Tal vez pensabamos reirnos juntos ó siquiera disponernos unos, cualquier segundo para hablarnos, conocernos o hacer algo, pero.... nunca lo hicimos.
Comó otro día de clases, las mismas horas de estudios y los mismos maestros aburridos; después del invierno. Tú llegaste.
Al verte, eras la misma persona ni un solo cambió habías tenido, pero, no sé como..me enamoraste.

Tú boca era igual de chica y curveada, tú nariz igual de respingada y chiquita, los ojos con el mismo color cáfe claros de siempre, las orejas tamaño perfecto.
Tú estatura, ni tan baja ni alta, tú cintura rodeaba perfectamente mi brazo izquierdo, los pechos ideales para tu cuerpo; pero lo que mas me encanto de ti en ese momento, solamente era tu cabello. Tú cabello que llegaba mas abajo de tus hombres, tan liso y suave, con ese aroma a champú de frutas...me inoptizabas con ese color negro de tu cabello, al sol, era dorado, a la sombra, franjas moradas y a la perfecta combinaciones de luces se convertía en castallo. Era totalmente hermoso.

Jámas me imagine que me enamorarías, tán repentidamente ni tan alocadamente; solo con escuchar tu voz de niña dulce, me transportabas al halo.

No podía dejarte de mirar durante las clases, mis celos crecían cada vez más al verte con alguien más, que te hiciera reír o sonreir y me preguntaba: ¿Por qué no soy yo? Pero sencillamente, más que los celos y el amor, me estaba ganando, apoderando la cobardía.
Era un cobarde. No iba saludarte ni a despedirte, no me sentaba a tu lado en ocho horas que te veía, ni siquiera te contestaba preguntas absurdas como: ¿Tienes un lápicero que me prestes? Solo era un cobarde, acurrucandome con la tonalidad de tu voz. Solo era eso.
Escribía y escribía poemas tontos y cursis, a cerca de tu belleza o solamente por mis sentimientos que tenía por tí, pero ¿Por qué escribirlos si jámas lo leirías? ¿Por qué esforzarme, si la cobardía me vencía? ¿Por qué desperdiciar tiempo, si nunca te los entregaría? Jámas lo supe, solo lo hacía.

Pasaron los días, luego los meses y un par de años...pero más lentos, aún mas lento.

Escuharte y verte, era la tortura más bella que me hubiera podido tener. Una tortura que jámas se me olvidaría, una tortura por no ser más que amigos, por no agarrate la mano, ni tocar nuestros labios. Una tortura siguiendote viendo y escucharte y sin hacer nadamás.
Quiero desahacerme de esta tortura, librarme de este dolor y amor que tengo.

Solo mi tortura eres TÚ.