Yo conozco un caso parecido al tuyo, pero con muchos más años de diferencia. Él le dijo que tenía que derivarla a otro psicólogo porque ya no podía soportar sus insinuaciones, ya que estaba divorciado, ella lo atraía mucho, y no era ético aprovechar la influencia que un psicólogo puede despertar en una paciente. Le pidió no verse durante unos meses, así ella se libraba del influjo que seguramente iría desapareciendo.
No fue así, en ella y él aumentó la necesidad de verse y estar juntos. Mientras tanto ella cumplió dieciocho años, fueron a casa de los padres de ella, no lo recibieron con agrado, pero el tiempo que todo pone en su lugar… fue convenciendo a sus padres con la llegada de cada nuevo nieto (hoy van por el tercero) El tiene 41 y ella 27, ella está por recibirse de psicóloga también. Son amigos míos. Y nos visitamos cada vez que coincidimos en el país del otro, porque nos separan varios miles de kilómetros.
Ánimo y suerte!
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