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Te echo de menos cada día, extraño tus besos, tus abrazos, las suaves caricias en silencio mientras nos miramos fijamente con nuestra respiración nerviosa. Echo de menos las bromas, las risas coquetas, los mordiscos cariñosos, que te aprietes fuerte contra mi pecho, darte besos en el pelo cuando te acurrucas en mí, abrazarte por detrás de sorpresa y hablarte al oído.
Echo de menos las escapadas, los paseos, que te cojas de mi brazo al andar o cogernos de la mano a la vez inconscientemente. Añoro que me hables a todas horas, que seas pesada, quedar a horas impensables, las miradas cómplices en la lejanía, las historias de miedo mientras conducimos de noche. Las lagrimas contándonos problemas que acaban en risas y tranquilidad. Tu olor, besar toda tu piel, las cosquillas, los masajes, que me digas "te quiero", los besos con la tormenta de fondo, las noches tumbados hablando de nosotros y mirando las estrellas. Te echo de menos, sobre todo justo al despertarme y al irme a dormir.
No importa que hables o no, donde estés y con quién, porque yo... aun así, te seguiré echando de menos.
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