La verdad es que se empieza a vislumbrar que este post va a ser un fracaso.
La realidad es que hay hombres más hábiles en su comunicación con las mujeres, y eso les da ventaja a la hora de conseguir con ellas sexo. Y no olvidemos que la mayoría de parejas estables, de relaciones amorosas, surgen después del sexo.
He pensado que una buena metodología para identificar cuáles son las actitudes de un hombre que pueden ayudarle a mejorar en su interacción con las mujeres, es precisamente que las propias mujeres nos expliquen sus experiencias en cuanto un hombre se acercó a ellas y logró seducirlas rápidamente, bien siendo un desconocido total, o bien siendo un tipo prácticamente desconocido (bodas, cenas de empresa, viajes organizados, discotecas, etc.).
He visto cientos de veces como tipos que tampoco eran mucho físicamente - ojo, no feos, pero tampoco buenorros - se hacen rápidamente a tías que están muy bien. Y, joder, yo siempre he sentido vergüenza en esas situaciones, y no he sabido hacerlo. Alguna vez lo he hecho, pero más por suerte que por talento, por decirlo de alguna manera.
Creo que el objetivo del post es claro, y es hipocresía y falsa moral malinterpretar su contenido.
¿Soy políticamente correcto? No. ¿Y qué? ¿Adónde nos ha llevado la política?
¿No es más poderosa la franqueza y la sinceridad?
De verdad que vivimos en un país donde la tradición rancia de la Iglesia y el puritanismo más extremo sigue imperando por doquier. Basta con afirmar en un post que a las mujeres les gusta el sexo tanto como a los hombres para que ya haya incluso quién se lo tome a mal, como Brilla.
¿Así que nadie se va a la cama con el primero que pasa? Pues nada. Debo haber vivido en una realidad alternativa. Y todos esos post que leo acerca de infidelidades son imaginaciones mías.
En fin, pero ésos sí que todo el mundo los contesta.
Pues meter los cuernos a tu pareja me parece moralmente más reprochable, honestamente, que tener sexo una noche con un tipo atractivo y ligón. Lo cual no tiene nada de malo.
Lástima porque vivimos en pleno siglo XXI y a la gente le cuesta no ser sexualmente reprimida, tanto hombres como mujeres. Hablar de sexo con franqueza, lejos de fantasmadas o puritanismos, es muy difícil, por lo que veo.
Y estamos en 2012, ojo al dato.